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viernes, marzo 29, 2024

La hora Jazz: Creo que a Pink Floyd no le importa

. Pink Floyd es el mejor ejemplo de un grupo que cambia sin perder su estilo. Que cada uno de sus álbumes es distinto, que en sus comienzos podemos escuchar ese Floyd psicodélico, característico de aquellos años. En “Dark side of the moon”, entran en el afamado e inentendible rock progresivo, dejándose llevar por los sonidos comunes y surrealistas que rodeaban al mundo de aquella época.

Por Jesús Ángeles / Desde Abajo

Este año Pink Floyd fue galardonado con el premio “El Polar”, que es algo así como el premio Nobel de música, que se entrega cada año en la ciudad de Suecia. Podría ser esto una buena noticia para el grupo, ya que la recompensa del premio es de un millón de coronas suecas, que en pesos mexicanos equivaldría a un poco más de un millón y medio de pesos. No lo se, pero si fuera Roger Waters, David Gilmour o algún integrarte de este grupo, preferiría el aplauso de un melómano o saber que nuevas generaciones siguen escuchando a Floyd. Hagamos un pequeño recuento del porque los premios polar no tienen gran importancia.

Estos premios fueron creados en el año de 1989 por el representante del grupo Abba, Stig Anderson. Abba sin duda es uno de los grupo de pop más exitosos del siglo XX, fueron el primer grupo que grabaron en disco compacto. Para Universal Music, es la agrupación que más discos ha vendido hasta la fecha, con más de quince millones de copias al año. Su música esta en una de las comedias musicales con más éxito en la historia, pero aun así, no dejan de ser un grupo de música pop representados por Anderson, el inventor del premio polar.

Este premio se ha entregado ha otros grandes no solo del rock, sino del jazz como: Ray Charles, Dizzy Gillespie, Sonny Rollins, B.B. King, el glorioso Led Zeppelin, entre otros. Casi todos los grupos que han sido galardonados con este premio son músicos que ya fallecieron, o que sencillamente son parte de las enciclopedias de la nueva música clásica, que no necesitan un millón de dólares para saber que son inmortales, ellos ya fueron galardonados con los cientos de estadios deportivos que llenaron alrededor del mundo, con los miles de discos que andan escuchándose en personas de 45 años y en otras de quince.

Por ejemplo, Bob Dylan o Keith Jarret, que también han sido reconocidos con este premio, ¿para que quieren un galardón de jubilación después de haber tenido la gloria de ser músicos que han inspirado a otros músicos, y no solo a ellos, a toda una sociedad compleja en la que podríamos mencionar escritores, pintores, directores de cine, fotógrafos y más? Un millón de dólares es solo hacerle cosquillas a un gran elefante que camina despacio, con la seguridad de que ya es grande.

Lo único que me hace pensar este tipo de galardones, es que hay una gran cantidad de agrupaciones principalmente del género Rock y Jazz, que en su momento las grandes industrias de la discografía no les tomaron la seriedad que merecían, porque como siempre, está primero la música popular, la que vende, esa que hay que premiar antes que otro genero, al fin y al cabo es la que deja dinero.

Solo algunos críticos se arriesgan a impulsar a grupos que en su momento pueden sonar raros, anticuados, pesados, para nombrarlos como ahora nombran a Pink Floyd: un grupo que supo sobrepasar los limites de un genero musical para mezclarse en varios; y que su música sea nombrada como rock sinfónico, progresivo, psicodélico, y el mejor de todos, espacial.

Pink Floyd es el mejor ejemplo de un grupo que cambia sin perder su estilo. Que cada uno de sus álbumes es distinto, que en sus comienzos podemos escuchar ese Floyd psicodélico, característico de aquellos años. En “Dark side of the moon”, entran en el afamado e inentendible rock progresivo, dejándose llevar por los sonidos comunes y surrealistas que rodeaban al mundo de aquella época.

“The wall”, un disco lleno de romanticismo revolucionario que cuenta una historia que heredamos todos, que cuando pasa por nuestra cabeza nos hace llorar, nos provoca gritar hasta dejarnos con la melancolía de que quizás podemos ser mejores, aunque sigamos siendo peores.

Lo mejor de todo es el sonido de Pink Floyd en vivo, demostrando que es un genio en un estudio de grabación, capas de compactar su música en un LP, y expandirla en los foros más grandes del mundo de una manera exquisita para después remasterizar en cd o en dvd, y escucharse con una gran fidelidad.

Ese es Pink Floyd, un grupo que siempre sonará a los años setenta, sin dejar de sonar como si fuera una agrupación que salió hace un par de años, un grupo que se adelantó a su época, sin saber cuantas décadas más tengan que pasar para que él tiempo pueda entenderse con él.

Sugerencias y reclamaciones a: lahorajazz@hotmail.com  

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