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Hidalgo
jueves, abril 18, 2024

Buitres sobre Paco Olvera

El pasado once de diciembre, el gobernador de Hidalgo, Francisco Olvera, pretendió insultarme a través de su cuenta de twitter, en respuesta a un comentario sardónico que yo le hice debido a la defensa ignorante que el mandatario hacia de una de las tantas tonterías declaradas por su candidato presidencial, Enrique Peña Nieto. Quiso hacer de mi “apellido” (apellido de mote, el real es Rodríguez) Buitre, quizá, la apología de un ser carroñero. Al respecto, muchos tuiteros de buena conciencia se aprestaron a exigir a Olvera una disculpa pública por sus declaraciones; pero yo nunca me sumé a tal pedido porque, @Paco_Olvera tiene razón: como periodista, soy carroñero, como el buitre, que siendo un carroñero se alimenta de carroña, como todo reportero que se alimenta de políticos.

Pocos días después, el gobernador Olvera desayunó con integrantes de la prensa local; tradición sexenal enmarcada en las relaciones de poder entre el Gobierno y los medios, donde, según su talla, a cada cual se le asigna una tarifa de recuperación editorial. Por supuesto, yo no fui invitado y no podría serlo si tan solo llevo más de un año literalmente bloqueado por Francisco en twitter, por supuesto. Y no es ese el tema –alusión anecdótica, simplemente-, sino que en tal desayuno nunca se escucharon pronunciamientos por la edificación de equidad presupuestal en cuanto a publicidad oficial o menos aún, compromisos específicos a favor de la seguridad de los periodistas en un Estado que no se salva de las amenazas de sangre contra la libertad de expresión.

Olvera es, pues, un gobernador mecido en la viejísima cuna política priísta, donde la crítica no vale, o se reprime, o se compra. Más, para su anticuada fortuna, los tiempos que le han tocado para gobernar son unos de fulgurante opinión pública a los cuales, tal vez, su casuística carrera política, no pretendía enfrentarse. Por eso es posible que la próxima critica no le tome tan de curva, pero dada la cómica moda actualmente impuesta entre priístas por Enrique Peña Nieto, se espera una larga lista de pifias, dada la costumbre tricolor de imitar el salto al vacío del líder por conveniencia, en turno. Ojalá que no. Neta. Y si sí, pues nada, que a nadie sorprendería.

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