. En los últimos días, Álvarez Icaza ha recibido una arremetida en su contra de “poderes fácticos” y de grupos conservadores, mismas que en otras circunstancias los “ataques” serían una virtud pública. Simplemente se le achaca de defender los derechos de las mujeres, la Constitución y el Estado de Derecho.
Por Pablo Vargas González / Desde Abajo
Señores Senadores del Estado de Hidalgo. Los interrumpo de sus apreciables labores para externarles un punto de vista sobre la renovación de la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). En los últimos años se ha extendido en la sociedad mexicana la información y el conocimiento sobre evitar abusos y defender los derechos humanos, como también ha crecido el interés porque exista una institución protectora y defensora de las garantías individuales.
Ha llamado la atención en los últimos meses la situación en que se encuentra la CNDH, no han sido pocos los reportajes sobre ineficiencia, gastos onerosos, pero lo que más duele es sobre omisiones y negligencia en el actuar de los funcionarios ante casos que se hicieron emblemáticos de claras violaciones al Estado de Derecho: feminicidios de Ciudad Juárez, la señora Ernestina de Zongolica Veracruz, la represión en Oaxaca y San Salvador Atenco en 2006, y la penalización de las mujeres que se atreven a interrumpir su embarazo, entre muchos otros.
Los invito a que consideren la situación de violencia en la coyuntura actual, impregnada de muertes, secuestros, militarización, y una tendencia peligrosa a la criminalización de la protesta social; son preocupantes la reaparición de prácticas de tortura, detenciones irregulares y ejecuciones extrajudiciales. En este contexto la CNDH no se encuentra a la altura de las necesidades y expectativas de justicia de los mexicanos.
El Senado de la República es la instancia del poder público encargada de seleccionar y nombrar al nuevo Ombudsman, y por consiguiente tiene la alta responsabilidad de reorientar esta Comisión y nombrar a la persona que conduzca hacia un correcto funcionamiento de la CNDH.
Entre la larga lista de aspirantes, sin duda, se encuentran personas de valía personal y profesional, sin embargo para esta nueva etapa de la CNDH hace falta que el nombramiento recaiga en alguien que tenga capacidades, aptitudes y sobre todo compromiso probado en los derechos humanos en México, no solo que haya figurado en algún cargo con motivo de un empleo sino por un autentico propósito de servicio y de vida. En este tenor sobresale dentro del conjunto Emilio Álvarez Icaza.
El maestro Álvarez Icaza, tiene una larga trayectoria de trabajo y compromiso desde muy joven con los Derechos humanos y las libertades civiles en México. Hace ocho años llegó a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) dónde realizó una labor ejemplar que servirá como un paradigma de como se puede aplicar la política publica en DH. Abrió una serie de vertientes de investigación y vínculo con las organizaciones civiles.
En los últimos días, Álvarez Icaza ha recibido una arremetida en su contra de “poderes fácticos” y de grupos conservadores, mismas que en otras circunstancias los “ataques” serían una virtud pública. Simplemente se le achaca de defender los derechos de las mujeres, la Constitución y el Estado de Derecho.
Señores Senadores, les pido encarecidamente que en el proceso de selección de la terna y nombramiento del Ombudsman valoren ustedes el perfil personal de cada uno, su trayectoria y compromiso para encargarse de esta misión tan importante para la sociedad Mexicana.
Los Derechos humanos en México no deben ser considerados como una “moneda de cambio”, ni instrumento de trueque o de cálculo politico, y mucho menos subordinarse a un interés faccioso. Les pido que actuen con principios republicanos y poniendo por encima de todo el interés publico (Copia a Jesús Murrillo Karam, José Guadarrama Márquez, Francisco Javier Berganza, Arturo Herviz Reyes).