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sábado, diciembre 21, 2024

Mujeres migrantes

Este 18 de diciembre, Día Internacional de las Migraciones, Ban Ki-Moon, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) emitió un contundente mensaje: La migración afecta a todos los países, al igual que los mitos y las percepciones equivocadas sobre sus consecuencias. Existen muchos supuestos falsos en torno a la migración. Uno de esos mitos es que las personas migrantes son una carga, cuando en realidad, hacen grandes contribuciones a los países que los acogen.

Ban Ki-Moon hizo hincapié en que las y los migrantes trabajadores aportan sus conocimientos y habilidades, los que encabezan empresas crean empleos, y los inversores aportan capital.

Sobre el debate de la ilegalidad, el secretario general manifestó que hay quienes consideran que la migración irregular es un delito. Muchos piensan que los migrantes que no tienen la documentación adecuada son un peligro para la sociedad y deben ser detenidos. Éstas y otras creencias sin fundamento llevan a la adopción de políticas migratorias inaplicables en el mejor de los casos, e incluso peligrosas.

Los Estados tienen la prerrogativa soberana de administrar sus fronteras, pero también tienen el deber de cumplir con sus obligaciones jurídicas internacionales. De acuerdo con las normas internacionales de derechos humanos, toda persona, sin discriminación alguna e independientemente de su nacionalidad o condición jurídica, tiene el derecho de gozar de los derechos humanos fundamentales. No debería enviarse a ningún migrante de regreso a un lugar donde pueda ser torturado. Todas las mujeres migrantes deberían tener acceso a servicios de atención de la salud, incluida la salud reproductiva. Todos los niños migrantes deberían poder ir a la escuela.

Lo más importante del posicionamiento de la ONU fue recalcar que los derechos humanos no son una cuestión de caridad ni una recompensa por obedecer las leyes migratorias; son derechos inalienables de cada persona y, por ende, también de los 214 millones de migrantes internacionales y sus familiares.

Aún cuando todas las personas que migran sufren toda clase de violaciones a sus derechos humanos, las mujeres se hallan en una desventaja mayor. La organización Amnistía Internacional (AI) ha documentado el hecho de que las niñas y mujeres migrantes que viajan en tren o por zonas apartadas de México corren mayor peligro de sufrir violencia sexual a manos de bandas delictivas, traficantes de personas, otros migrantes o funcionarios corruptos.

En su informe “Víctimas invisibles, migrantes en movimiento en México”, AI señaló que muchas bandas delictivas utilizan la violencia sexual como parte del “precio” que exigen a las migrantes. Agregó que Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) nacionales e internacionales estiman que seis de cada 10 mujeres y niñas migrantes son víctimas de este flagelo. Esta organización precisó que si bien todas y todos los migrantes que transitan por México corren peligro de sufrir abusos; las niñas, mujeres, y niños, en particular los no acompañados, son especialmente vulnerables.

En 2006, Amnistía Internacional entrevistó a 90 mujeres migrantes recluidas en la Estación Migratoria de Iztapalapa, de las que poco más de la mitad procedía de Centroamérica. De ellas, “23 declararon haber sufrido algún tipo de violencia, incluida la sexual. Trece dijeron que el autor de la violencia era un funcionario del Estado”. Sin embargo, el mismo estudio señaló que las cifras pueden subestimar notablemente el problema a causa de la reticencia de mujeres y niñas a hablar sobre la violencia sexual, especialmente cuando están detenidas, toda vez que muchas de ellas se ven disuadidas de denunciar por la presión para continuar su viaje. Las migrantes que han sido violadas sexualmente tienen que hacer frente no sólo al estigma asociado con ello, sino también al peligro de que si denuncian pueden ser expulsadas del país o de que si buscan tratamiento perderán la oportunidad de llegar a Estados Unidos.

En el aspecto legal, poco se ha hecho para solucionar este lacerante problema. Fabienne Venet, directora del Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración (IEDM), sostiene que en México la Ley de Migración carece de perspectiva de género y que no protege a las mujeres y niñas centroamericanas y mexicanas de violaciones a los Derechos Humanos.

El IEDM dio a conocer que las mujeres migrantes constituyen aproximadamente 50 por ciento de la desbandada mexicana hacia Estados Unidos, 50 por ciento de las personas migrantes que residen en México y entre el 15 y 25 por ciento de las personas migrantes en tránsito.

Pese a ello, las políticas migratorias para la protección de mujeres y niñas no representan un verdadero instrumento para combatir este gran problema. En los testimonios difundidos por Amnistía Internacional, las mujeres que migran ilegalmente cuentan que, entre las cosas que no pueden faltar en su muy reducida bolsa de viaje, son pastillas o yerbas anticonceptivas, porque todas ellas saben que en el trayecto serán violadas al menos una vez, sea por bandas delincuenciales o por funcionarios migratorios de los distintos países que cruzan en su búsqueda de una “vida mejor”.

@taniamezcor FB: Tania Mezcor

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