Ni nuestro país, ni ningún otro puede denominarse democrático y plural si existen situaciones de exclusión (desigualdades legales, discriminaciones laborales o violencia física) y de hostigamiento social (insultos, acoso, vejaciones públicas) hacia una parte de sus miembros.
Tania Meza Escorza
La Asamblea General de Organización Mundial de la Salud suprimió la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales hace realmente muy poco tiempo: El 17de mayo de 1990. Desde entonces, la comunidad Lésbica Gay Bisexual Transvesti Transexual Transgénero Intersexual (LGBTTTI) celebra en todo el mundo esa fecha como el Día Mundial Contra la Homofobia y la Transfobia.
Como todos los días mundiales, no se trata de fechas para celebrar, sino para atraer la atención hacia problemáticas específicas. El Día Mundial Contra la Homofobia y la Transfobia, es una campaña promovida por colectivos LGBTTTI de todo el mundo, que pretende sensibilizar a la sociedad sobre la existencia y la gravedad de las discriminaciones por preferencia sexual y genérica.
La homofobia y transfobia son un conjunto de creencias, opiniones, actitudes y comportamientos de agresión, odio, desprecio o ridiculización, que se producen contra las personas que ejercen una conducta no heterosexual.
Se trata de una discriminación por orientación sexual (homofobia) o por identidad de género (transfobia), similar en importancia al racismo, la xenofobia o el machismo, cuyo fundamento son los fuertes estereotipos sociales, el odio hacia las personas y el rechazo por la diversidad humana.
Aún cuando el discurso democrático de moda hace que muchas personas se digan abiertas y tolerantes sin serlo en verdaderamente, la realidad nos habla de señalamiento social, persecuciones policiales y discriminaciones laborales. Inclusive en el mundo musulmán y en cualquier fundamentalismo, la homosexualidad está tipificada como delito en los códigos penales, con penas que van desde el encarcelamiento hasta la muerte.
En Hidalgo el combate institucional a la homofobia y la transfobia es completamente nulo. Hasta ahora, las acciones contra estos actos de discriminación han corrido por cuenta exclusiva de la ciudadanía organizada.
“Homofobia en Hidalgo, historia de una omisión”, es uno de los muy escasos textos académicos sobre la violencia por preferencia sexual y orientación de género en nuestro estado. Su autor, el académico y activista Alejandro Ávila Huerta, presidente de la asociación civil “1791 Diversidad Sexual”, plantea los siguientes puntos necesarios para saldar las deudas históricas con la población LGBTTTI hidalguense:
La instauración de condiciones políticas necesarias para el aseguramiento del respeto íntegro de los derechos humanos y las oportunidades de desarrollo de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgénero, travestis e intersexuales del estado.
La realización de investigaciones de carácter científico para la detección de sus necesidades particulares y su posterior atención con eficacia.
Políticas públicas, iniciativas de leyes vinculantes y promoción de reformas constitucionales, civiles y penales, que se adecuen a la legislación federal y los tratados internacionales en materia de diversidad sexual.
A partir de esto -y, desde luego, lo más importante: su aplicación-, la garantía de una calidad de vida estable, digna y libre de violencia y discriminación en todas sus dimensiones para este sector.
De las acciones legales, las más importantes: la penalización de la discriminación y la incitación a la violencia (expresamente por motivos de orientación sexual o identidad de género, entre otros), la tipificación del odio y la saña como agravantes de un homicidio (por las mismas razones), el acceso de las parejas homosexuales al matrimonio con todos sus derechos, el reconocimiento de la personalidad jurídica de una persona inter o transexual acorde con su identidad de género, la Ley de acceso de la población LGBTTTI a una vida libre de violencia y el decreto de la Jornada estatal contra la homofobia el 17 de mayo de cada año.
Atención de varios casos de homo y transfobia de atención inmediata: la liberación de la activista transexual Nikol, arbitrariamente detenida y torturada para admitir un delito que no cometió; la resolución del homicidio de la vicepresidenta de Transgénero Hidalgo, Fernanda Lavalle; la resolución del intento de homicidio contra Zuly y otras integrantes de la misma organización (Todos ellos casos sin resolver).
Aunque parece demasiado pedir, si consideramos que nunca (en toda la historia de Hidalgo) las autoridades han movido un dedo para combatir la homofobia y la transfobia, en realidad las peticiones de las y los activistas se quedan cortas. De cualquier manera, hasta la fecha no se ha cumplido ninguna de dichas exigencias.
Ni nuestro país, ni ningún otro puede denominarse democrático y plural si existen situaciones de exclusión (desigualdades legales, discriminaciones laborales o violencia física) y de hostigamiento social (insultos, acoso, vejaciones públicas) hacia una parte de sus miembros.
La única manera de erradicar la homofobia y la transfobia es el trabajo conjunto de los gobiernos (impulsando penalizaciones por estos actos discriminatorios, eliminando desigualdades jurídicas e impulsando una cultura de la equidad) y de la ciudadanía, tanto en lo cotidiano e individual, como en lo colectivo, porque la homofobia y la transfobia se manifiestan desde los crímenes de odio, hasta el contar chistes que menosprecien y ridiculicen a la comunidad LGBTTTI.
Sin duda, este 17 de mayo sería una fecha excelente para iniciar a saldar una dolorosa deuda con el sector poblacional más olvidado en la entidad.
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