PABLO VARGAS GONZÁLEZ
Que se puede esperar si se quieren imponer decisiones a la sociedad y a los ciudadanos en asuntos fundamentales del país. La llamada reforma educativa y la propuesta del gobierno federal de “reforma energética” son temas de una amplia discusión nacional y no solo de un puñado de políticos y de partidos que no les interesa resolver los problemas reales y afondo del país. La respuesta social no se ha dejado esperar, las inconformidades crecen y es necesario abrir consultas y dialogo.
No terminaba la semana de la presentación de la “reforma energética” (12-18 de agosto) en que se acompañó de una avalancha de información favorable, y hasta una encuesta que apoyaba el cambio a los artículos 27 y 28 constitucional, cuando los profesores de varias entidades federativas se movilizaron en protesta pública contra la reforma educativa y el cambio a leyes reglamentarias (19-25 de agosto).
Los profesores agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) han salido a las calles a defender el proyecto de educación pública ante el terrible acoso y amenaza tanto de los líderes del SNTE como de las autoridades de la SEP. Después del golpazo que se le dio a Elba Esther Gordillo, al descabezar la oposición formal a la reforma educativa, solo ha quedado la sumisión de los líderes al nuevo gobierno.
La movilización que los profesores han hecho a las cámaras de diputados y Senadores, así como los plantones en el Zócalo del Distrito Federal y el acordonamiento son resultado de la falta de consulta y dialogo con los sectores involucrados. Se han impuesto cambios a la educación sin tomar en cuenta las opiniones de expertos y de los trabajadores. La respuesta de la sociedad es clara: no al nuevo autoritarismo que se quiere imponer como “modernización”.
Pero en las dos últimas semanas se desplegó un modelo de comunicación a favor del gobierno federal. En el monopolio televisivo (Televisa y TV Azteca), beneficiado con la “reforma en telecomunicaciones”, y junto con sus repetidoras en la radio, y un conjunto de periódicos se plegó en una orquestada embestida contra los inconformes que se dejaron notar en redes sociales, y después un linchamiento contra las protestas de los profesores.
En menos de una semana se vio no solo el regreso del modelo de comunicación social controlado por el Estado autoritario, sino lo más grave la cerrazón, la falta de manejo político para resolución de conflictos y la tentativa autoritaria que se prepara para la represión, con amenazas e intimidación.
En este marco destaca el linchamiento mediático de la radio y la televisión comercial contra los profesores. Impresionante, y peligroso discurso que dejo ver por los comentaristas oficiosos e incluso los spots oficiales y noticieros orquestados. Un discurso no solo Diazordacista sino con el tufo y la caída del supuesto velo democrático, con el que ganaron las elecciones.
El agresivo y violento discurso de los medios de comunicación descalificaron a todo tipo de profesor: delincuentes, vándalos, terroristas, guerrilleros que solo quieren interrumpir la “marcha del progreso y la modernización” de este nuevo gobierno y de los pobres niños que no tienen clases. Sin duda, un peligroso modelo de toma de decisiones que puede llevar a la radicalización de la sociedad. Es necesario hacer política, y abrir los cauces del diálogo.
La sociedad y los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho a manifestar su posición frente a las reformas. El próximo domingo 1° de septiembre se llevará a cabo una consulta nacional en todas las principales plazas del país sobre la privatización de Pemex y el cambio al Artículo 27 constitucional. Es necesario y urgente que la sociedad opine y participe sobre asuntos de incumbencia nacional, no dejemos que los políticos decidan por nosotros.