PACHUCA – Después de intensas campañas electorales en donde fuimos testigos de la carente propuesta por parte de candidatos y partidos; los ciudadanos del estado de Hidalgo, tuvimos la oportunidad de expresarnos en las urnas el próximo domingo 05 de junio.
Sin embargo, un vez más se pierde la oportunidad de accionar grandes cambios desde la plataforma electoral. Sinceramente, las posibilidades aunque variadas resultaron poco atractivas para los electores. En Hidalgo, una vez más, no se generaron las condiciones necesarias para hablar de un cambio de rumbo; al contrario de lo que pasa en otros estados, en donde está en juego la continuidad del partido en el gobierno.
Hidalgo, por desgracia, sigue siendo la excepción. Aquí lo más que se juega es el reacomodo de espacios en el gabinete entre un mismo grupo político.
Quizá se haya modificado la configuración política municipal pero más allá de eso todo seguirá igual.
El PRI y sus aliados siguen teniendo control del Congreso local y, por supuesto, la titularidad del poder ejecutivo del estado.
Quedó atrás, sólo para la anécdota, el entuerto que se quiso presentar como “bloque opositor”, las posibles alianzas de facto, los vientos de transformación que propusieron algunos entusiastas. Todo eso ahora es historia. Lo que queda al final del día es una realidad que se hace presente como bofetada en la cara. El compacto grupo político que gobierna en el estado, su aceitada estructura operativa y, ahora para su fortuna, la venia del titular de gobernación que opera desde Bucareli, les permites a los priístas del estado dormir tranquilos.
Esto, a pesar de algunos descalabros, como el caso de Pachuca donde la soberbia y la visión de negocios dejaron sin rumbo al municipio más importante del Estado, hacieron posible el triunfo del Partido Acción Nacional.
La capital del estado representa un caso sui géneris porque desde que se tiene memoria no se recuerda una administración tan carente de sentido social y dedicada exclusivamente – con descaro y sin recato – al enriquecimiento personal, como la que aún encabeza en Pachuca, Eleazar García Sánchez.
Después de pésimas administraciones municipales, tanto en Pachuca como en la adyacente Mineral de la Reforma, se evidencia por qué, las y los electores, castigaron con fuerza las malas decisiones de estos gobiernos.
Sin embargo, Hidalgo se mantiene como un último pilar del priísmo local y nacional. Aquí no hay nada que se salga de control a nivel estatal. Nada fuera de esa estructura amalgamada al poder. Qué lástima que los ciudadanos que radicamos en esta entidad todavía no sabemos que se siente experimentar esa intensidad política de competencia e incertidumbre por conocer al ganador de las elecciones como ocurre en la mayoría de los estados de la República, a nivel de gubernatura.
En suma, otra elección que pasa en el estado de Hidalgo, otras campañas, otros actores políticos y (casi) todo seguirá igual.
@2010_enrique
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