PACHUCA, HIDALGO. —Las pérgolas —o quioscos— existentes en la ciudad están desprovistas de atractivos culturales que pudieran organizar, para solaz de los pachuqueños, las dependencias encargadas de la difusión de las manifestaciones artísticas, nulas hasta el momento.
La pérgola de la plaza Independencia no tiene uso, salvo para grupos de jovencitos que se ejercitan en pasos de baile acrobático, que por su vistosidad llaman la atención de los viandantes. Después de eso, no hay nada. Nuestra pérgola está desnuda. Nadie la viste de cultura.
Las pérgolas de la plaza Constitución y del parque Hidalgo guardan las mismas condiciones: ni en domingos ni días festivos hay actividades culturales, al igual que otros escenarios, situados en distintas colonias de la ciudad dotadas de quioscos durante del gobierno del arquitecto Guillermo Rossell de la Lama (1981-1987).
LAS AÑORADAS SERENATAS
La idea de construir la pérgola Abundio Rodríguez en la plaza Independencia, en la década de 1940, fue con el propósito de que la entonces Banda de Charros de Pachuca —anteriormente Banda de Rurales— ofreciera audiciones populares, tradición que se conservó durante mucho tiempo.
Las audiciones de la Banda de Charros, popularmente denominadas serenatas, cuyos acordes eran remontados por los vientos y hacían eco en las callejuelas de los barrios altos, acompañaban los pasos de los muchachos y las muchachas que se daban cita los jueves y domingos en la pérgola para recorrer la plaza Independencia.
Los jóvenes caminaban alrededor del Reloj Monumental y cuando sonaban las siete campanadas de la noche, el director de la Banda ordenaban a los músicos iniciar los compases del pasodoble “Hidalguense” con el que abría y cerraba las viejas funciones.
La tanda melodiosa concluía al repiquetear el carillón de la Torre las 9 de la noche
El repertorio de la Sinfónica no ha variado mucho en décadas. Lo mismo entonaba y entona la marcha de Zacatecas, valses, polkas, melodías de moda y de vez en vez obras clásicas.
DE CHARROS A SINFÓNICA
La remodelación de la plaza Independencia, realizada en 1961, incluyó la destrucción de la pérgola y la desaparición de las famosas serenatas, asimismo, cambió el nombre de la Banda de Charros de Pachuca por el de Banda Sinfónica del Estado.
En 1991, al ser restaurada nuestra plaza, se le devolvió la pérgola y se reanudaron las serenatas, trocadas en “conciertos” temporales ya no de cada semana.
TESTIMONIOS PACHUQUEÑOS
En el libro Mi Pachuca, 70 cartas a la Bella Airosa, compilado por el licenciado Raúl Arroyo, con patrocinio de la presidencia municipal a cargo de Francisco Olvera en diciembre de 2009, aparecen varios testimonios de añoranza, como el de Isaac Himelfard, quien escribió:
“En los años 40 me recuerda una de las épocas más felices de mi vida, compartir con los amigos las travesuras propias de la edad, ir a escuchar la música de la Banda de Charros en el jardín del Reloj, donde las muchachas caminaban en el sentido de las manecillas del reloj y los muchachos en sentido opuesto, o también disfrutar de los conciertos al aire libre en el parque Hidalgo.”
Por su parte, Carlos Peñafort Meza: “Cientos de jóvenes lugareños nos solazábamos alrededor de la bella estampa del símbolo citadino, en la plaza Independencia, donde las mozas, circulando al interior y los chicos en contra flujo (,) disfrutando los dulces sones que la banda sinfónica típica dejaba escuchar desde el quiosco, ubicado al norte del jardín….”
Las remembranzas de Estela Quiroz Jiménez: “¡Oh! Pachuca, cómo olvidar esas serenatas dominicales con las que la Banda Sinfónica del Estado nos deleitaba a los pachuqueños de todas las edades; sus músicos se colocaban en el quiosco de nuestra plaza Independencia, corazón de Pachuca. Para quienes tenían coche era costumbre estacionarse en batería en la periferia de la plancha y deleitar el oído con variadas piezas de gran calidad musical, incluidas obras de famosos compositores clásicos”.
Añoranzas de Indalecio Sánchez Cortés: “…En los jardines Hidalgo e Independencia (….), en sus pérgolas ya no se oyen los jueves y domingos por la tarde los acordes de la Banda Sinfónica del Estado, en sus tradicionales audiciones para contento de jóvenes y adultos que se deleitaban dando vueltas por sus alrededores del brazo de sus parejas….”
Recuerdos de don Agustín Straffon Arteaga: “….Hidalgo y Pachuca tienen una gran Banda Sinfónica con sus músicos vestidos con traje de charro. Esta Banda Sinfónica es de las mejores del país y ganado muchos galardones. Los que visitan Pachuca gozan oyendo a nuestra Banda sentados en las bancas de la plaza Independencia.”
DOS MUJERES MANEJAN LA CULTURA
Muchos pachuqueños estamos al tanto que la ciudad cuenta con pérgolas o quioscos para admirar representaciones artísticas, pero preguntamos: ¿Por qué no gozamos ya de las típicas serenatas provincianas con la música de las Banda Sinfónica del Estado o de la recién creada Orquesta Sinfónica de Pachuca, sostenida por el ayuntamiento?
El Consejo Estatal para la Cultura y las Artes y el Instituto Municipal de Cultura son manejados por mujeres ¿les faltará ingenio para satisfacer la demanda cultural de la capital del estado?
La idea que por entonces persiguieron las autoridades de la ciudad, fue la de cumplir con la necesidad de dotar a nuestro estado con una agrupación sinfónica de carácter permanente. Esto con el fin de elevar y acrecentar la cultura artística de la población y fomentar la identidad musical a través de un claro signo de independencia cultural.