“El Amor Romántico es el opio de las Mujeres”(…) “Mientras Nosotras nos enamorábamos, los hombres gobernaban el mundo”. –Kate Millet, «Sexual Polítics».
«Te voy a enseñar, nene, que un mujer puede ser ruda». –Janis Joplin, “Piece Of My Heart”
La relación que tenemos las Mujeres con la romantización tiene más matices que el simple enamoramiento monogámico-heteronormado- homonormado como único sistema de legitimación social, cultural, sexual, económico y, sobre todo, como lugar desde donde se ejercen en lo público y en lo privado nuestras ciudadanías sexuales, genéricas, sororales y nuestras resistencias políticas a las opresiones patriarcales.
Una lectura somera desde la monogamia normalizadora a la advertencia de Kate Millet sobre la función del amor romántico, vista como una herramienta histórica de contención política impuesta desde el patriarcado en forma de simétrico corazón rojo, que cambia la sangre por chocolates, podría parecer que solo el amor es el único objeto de la romantizacion patriarcal.
De esta forma, hay otras romantizaciones no eróticas o de pareja, que impone el patriarcado para el control emocional y político de las mujeres: el enamoramiento a través del cariño, la lastima, la compasión por el hombre fallido. Por el mediocre excluido del masculinísimo mainstream, por el infantiloide que busca una madre simbólica de la cual pueda asirse no sólo económicamente, sino también social y, sobre todo, políticamente.
Estos parásitos patriarcales de la compasión, estos fracasados que el patriarcado no puede presumir entre sus galerías de machos alfa, no son menos tóxicos que sus contrarios que se codean bajo los reflectores del machismo político. Quizás pudieran ser mas nocivos, pues recurren al enamoramiento mas cobarde, el que esclaviza a la Mujer con el llamado a la protección del hijo fallido, del macho minusválido que presume las burlas del machismo VIP para suplicar atención
No es curioso que sean estos machos fallidos los que, abrazados por la compasión romantizada de las mujeres, intentan definir desde el chantaje plañidero las agendas políticas de mujeres integrantes de poblaciones en precarización estratégica del patriarcado, como la Salud de las Mujeres TTTrans, Lesbianas, Bisexuales, Migrantes, de pueblos originarios, etc.
Los costos de esa romantización al macho roto y de bolsillo, al minusválido del testosteronismo exhibicionista, del que parasita lloroso entre halagos baratos de doble fondo las luchas de las mujeres, lo pagan políticamente aquellas quienes los mantienen, como manchas en sus prácticas políticas y en la historia de las luchas en las que participan. No hay parásitos inocentes.
En estos momentos, como nunca antes es necesaria la autonomía crítica de las Mujeres, en un mundo en el que el feminismo ha logrado avanzar históricamente en la participación política de Mujeres Diversas, como en la incidencia lograda por la colectiva Las Constituyentes CDMX Feministas en la Constitución de la Ciudad de México o el Primer Parlamento de Las Mujeres del Congreso de la Ciudad de México que plantea la des-patriarcalización de las practicas políticas legislativas.
Así, Kate Milllet diría en esta nueva relectura: la lástima por el macho fallido es el opio de la Mujer; mientras los manteníamos por lástima, ellos intentaban gobernar el mundo.