No entiendo por qué, en contradicción con lo expresado por el presidente López Obrador, el grupo parlamentario de Morena en Hidalgo busca aumentar hasta en un veinticinco por ciento el gasto en partidos políticos para las elecciones del 2020. AMLO instruyó al secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez, a reunirse con las cúpulas partidistas para analizar la reducción de sus prerrogativas hasta en un cincuenta por ciento de un presupuesto de más de cuatro mil seiscientos millones de pesos que cuesta al pueblo mantener, año con año, el elefantiásico sistema político mexicano. La mitad de ese dinero iría a financiar el desarrollo, dinero para los más pobres de los pobres de este país. Es de tal magnitud la propuesta que el gobernador hidalguense, Omar Fayad, sumó su apoyo a la iniciativa obradorista y fue más allá al decir que debería reducirse el gasto total del aparato electoral y el costo de las elecciones; y que ese dinero, dijo, se destinara a quienes menos tienen en Hidalgo. Pero la sensibilidad social y política que demuestran AMLO y Fayad no la comparte la coordinación del Congreso local en manos de Morena que ha insistido en aumentar su gasto. Es realmente curioso observar que la política nacional de austeridad republicana y de primero los pobres sea compartida por quienes supuestamente son «opositores» a López Obrador, mientras que las iniciativas del presidente son despreciadas por quienes se montaron en su figura para acceder a puestos de poder.