Claro que las empresas y particulares pueden comprar la vacuna contra el COVID. Para conseguirlo, deben acercarse a los laboratorios y hacer las adquisiciones. Hasta donde sé, ni Pfizer, AstraZeneca, CanSino o los laboratorios de la Sputnik V, han prohibido negociaciones con privados. Pero cuando ilustres representantes de la Alianza X y la burguesía nacional patalean y exigen comprar el mismo medicamento que el Gobierno está suministrando gratuitamente al pueblo, no están pensando en la posibilidad de hacerse de la vacuna ante quienes sí lo venden, sino en meterse en la fila de disposición universal. No les molesta no poder comprarla sino no poder corrompomer la distribución para que a ellos les toque antes que a una médica o a un trabajador de limpieza. Esa es su forma de pensar. Creen que su vida vale más que el resto porque tienen dinero. Pero, ¡qué hermosos son los derechos humanos cuando son garantizados por el Estado, que ante la ley nadie es más ni menos! De modo que su país, el de la Alianza X, es ese: uno donde todo puede corromperse. El de privilegios para unos cuántos y migajas para los que sobran. Para volver a esto se aliaron y por eso estarán peleando lugares en los Congresos en las elecciones del 2021.