El desastre de Afganistán no es un asunto casual; es el resultado de una crisis planeada y ejecutada por los países del G-7, los cuales financiaron a los extremistas islámicos para hacerse del control del país desde finales de 1970. A esta conclusión llega el Partido Tudeh de Irán, el cual culpa a los países de Occidente, a Arabia Saudita, a la República Islámica de Irán y a Pakistán, por apoyar a los jihadistas desde hace cuarenta años en su afán de erradicar la presencia de la URSS sobre el país y liquidar los avances sociales de la entonces República Democrática de Afganistán.
El Partido Tudeh, uno de los principales opositores al gobierno teocrático iraní, estimó en un comunicado que el retorno del Talibán es el resultado de los acuerdos alcanzados entre los regímenes de Donald Trump y la organización extremista en marzo de 2020. La situación en el país, dijo, es ejemplo de la falacia de las intervenciones humanitarias promovidas por Estados Unidos y los países occidentales. “El precio de esas políticas las están pagando las mujeres, los hombres y las infancias de Afganistán”, dijo la organización en un comunicado.
[Si quieres leer el comunicado completo, pulsa aquí: El Partido Tudeh de Irán condena las políticas imperialistas y reaccionarias en Afganistán ]
Además, el Partido Tudeh iraní sostiene que el caos en Afganistán conviene a Estados Unidos pues desestabiliza las fronteras con China, India, Irán y los países colindantes con Rusia. Además, representa un serio obstáculo en los planes chinos de reconstruir la gigantesca Ruta de la Seda, antiguo camino comercial que pretende ser relanzado en esta era y que comunica a los países del oriente asiático con el occidente europeo y África.