En comunicación política, la correcta lectura de los signos (signos políticos) nos proveerá de toda la información que la política misma intenta ocultar. Esa puede ser la premisa teórica de aquel viejo adagio que dice: en política no hay sorpresas, sino sorprendidos. Por eso, en cada acontecimiento que es noticia, es nuestra obligación saber leer lo que no se dice, pero se expresa. Como en la pasada reunión de la bancada del PRI con el gobernador Omar Fayad, donde el grupo eligió a Julio Valera Piedras como su próximo coordinador en el Congreso. Las imágenes nos enseñan el beneplácito del primer priísta con la decisión. Y no es para menos.
Julio Valera Piedras es uno de los cuadros más fieles y disciplinados al quehacer público de Omar Fayad. Su talante prudente y avezado, lo condujo a la Secretaría General del tricolor, cuando Érika Rodríguez Hernández —hoy diputada electa por mayoría— fungió como presidenta. Juntos, devolvieron a su Partido a la senda del triunfo. Revirtieron en votos lo que el 2018 les había quitado. El Revolucionario Institucional de nuevo fue la primera fuerza política en los municipios y, luego, recuperó curules en el Congreso local y federal. En cada uno de esos procesos fue protagonista el hoy coordinador priísta. Con todo merecimiento, puede abrochar esos triunfos en su solapa.
De tal modo, cuando en el Revolucionario Institucional caldean los ánimos por la obtención de la candidatura al Gobierno del Estado; cuando urge que los llamados a la «unidad» surtan efecto, emerge el nombre de Julio Valera Piedras afianzado en el punto de equilibrio. Es pública su buena relación con todos los grupos priístas. Ha transitado como funcionario y militante de buenas prácticas los últimos cuatro Gobiernos. Tiene virtudes humanas y académicas, y es tricolor como el que más. Y todo, sin arrogancias. Esa capacidad de trabajar sin envanecimiento; de militar sin alzar la mano y exclamar «soy yo» como si fuera un juego de lotería, una vocación cada vez más extraña en ese Partido. Y eso que es Presidente y Coordinador de bancada, al mismo tiempo. ¿No tendría el PRI en él, en Julio Valera, a su candidato ideal para la próxima contienda y, en su caso, continuar la obra de Omar Fayad? Los signos nos ofrecen respuestas.
