PACHUCA — Las campañas electorales son fenómenos de la clase política. Sus actividades y mensajes en pocas ocasiones conectan con nuestra cotidianidad; cosa dramática si se considera que estas existen para solucionar nuestros problemas comunes e impulsar el desarrollo del lugar donde vivimos. La premisa de esta disociación se halla en el sistema político en sí, cuyos Partidos y militantes están enfrascados en la lógica electorera y pocas veces, casi nunca, atienden asuntos reales de la gente real. Su visión de pueblo es estadística; una persona vale lo mismo que un voto.
Sin embargo, existen pocas oportunidades como las de una campaña electoral para que se escuche la voz popular. Aspirantes por igual están a merced de sus inseguridades. Quieren agradar y, al mismo tiempo, velar sus defectos. Es una condición híperneurótica en la que van cargando la misma piedra que les hará tropezar. Por tanto, nosotros, la gente, tenemos la ocasión de comprometer a candidatos y candidatas a signar acuerdos que resuelvan las sentidas necesidades de la comunidad: salud, educación, agua, servicios, cultura, trabajo, seguridad. Mas no en beneficio de su agenda −está claro que pretenderán imponer su visión de las cosas− sino a razón de lo que padecemos día con día y, por tanto, entendemos cómo resolver.
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Llegó, pues, el momento de someter a quienes aspiran a gobernar Hidalgo a comprometerse con soluciones reales para nuestro Estado. Y de la misma manera, adelantar que utilizaremos todos los mecanismos para obligarles a cumplir. No podrá haber alternancia sin garantizar la vida democrática, la cual trasciende al calendario electoral; esto es, acción directa de las personas en los asuntos comunes; consulta popular; revocación de mandato; presupuesto participativo, es decir, que la gente decida dónde y cómo se invierte el presupuesto; fomento de la economía local; garantía de servicios públicos y respeto a los derechos humanos. Porque aspiramos a mucho más que un simple cambio de Gobierno.
LATA DE TORNILLOS
Fuentes naranjas indican que el registro de la candidatura del cantante Francisco Xavier por Movimiento Ciudadano a la gubernatura se realizará en la Ciudad de México y prevé la participación de los próceres de esa organización, a saber, Enrique Alfaro, mandatario de Jalisco, acusado de tener ligas con delincuentes en esa entidad, simbionte de Mariano Otero y famoso por amenazar a periodistas; Samuel García, gobernador de Nuevo León, de las mismas filias innombrables de su correligionario jalisciense, célebre intelectual poseedor de tres doctorados; y Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey, junior salinista, el primer humilde munícipe en ser considerado presidenciable con apenas unos meses en el cargo. Todos y cada uno, con sendas biografías a la altura del intérprete ochentero que quiere gobernar Hidalgo. El partido le es familiar al candidato pues en 2006 fue su dirigente estatal y postulado para senador de lo que entonces se llamaba Partido Convergencia, cargo al cual llegó sin hacer campaña pues se encontraba prófugo de la justicia acusado de violación sexual.