La respuesta con misiles de Iran sobre Israel ha preocupado al mundo que, hipócritamente, decidió ignorar las constantes agresiones sionistas sobre sus vecinos, incluyendo el bombardeo de la embajada iraní en Damasco. Ahora todo occidente se pregunta si este es el inicio de una “tercera guerra mundial”.
Por mi parte creo que el mundo sí ya ha entrado a una nueva fase de guerra mundial, la cual se mantenía más o menos fría desde la contrarrevolución rusa de 1991. El conflicto entre el régimen sionista de Israel e Irán ahora es abierto y no podemos más que esperar el inevitable ascenso de las hostilidades. ¿Hasta donde? No sabemos. ¿Terminará pronto? No, no lo creo.
Por un lado, se han clarificado los apoyos hacia Tel-Aviv. Son los mismos de siempre, los que crearon el monstruo sionista sobre la Palestina ocupada, encabezados por Estados Unidos e Inglaterra y sus lacayos de la Unión Europea. Aún están por definirse los aliados iraníes, que, salvo Líbano o Siria, no serán los millonarios países árabes de Oriente Medio que no simpatizan con la versión islámica profesada por Teherán, pero quizá sí sean las cabecillas de los BRICS: Rusia y China.
Sin embargo, el costo aún es muy alto como para ver a ambos bandos en combate. No obstante, sí los veremos enfrentados sobre el tablero del mar muerto. Dos hemisferios que han echado al ruedo a dos de sus bestias más inquietas, las mismas que llevan años odiándose, golpeándose por lo bajo y amenazándose. Y mientras tanto, es un escenario propicio para activar la economía de guerra, probar nuevas armas y afinar la política belicista que ha permanecido más o menos amarrada a un mojón diplomático.
Y en tal punto de incertidumbre, todo el mundo se pregunta: ¿es el inicio de la tercera guerra mundial? La respuesta es muy compleja y (lamentablemente… o no) por el momento, imposible de contestar de tajo.
Si fuera un “sí”, sería porque estos señores llevan décadas deseando la guerra global y practicándola en corto, a veces aquí, a veces allá. Y sería “no”, porque la experiencia de la segunda guerra mundial nos enseñó que, sólo hablamos de “guerra mundial” cuando las hegemonías entran a escena. Quizá eso ocurra, quizá no. Hay focos rojos titilando aceleradamente en todos los meridianos del globo. Desde Taiwán hasta Suecia, desde la península de Corea hasta Turquía, sin olvidarnos de Ucrania o Cuba, y hasta en Latinoamérica, Estados Unidos tiene sembrada cizaña entre México y Ecuador, con una Argentina completamente histerizada. Bastaría una orden desde Washington para que todo estallara. Entonces sí sería una guerra planetaria.
Pienso que todo se mantendrá más o menos bajo control, en tanto que Washington no enloquezca y decida apretar botones. Esto activaría las respuestas de las potencias orientales, de inmediato. Entonces sí, todo se iría al diablo y estaríamos a un paso de volver a la época de las cavernas. Todo puede pasar. Estamos en manos de psicópatas. Pido disculpas si mi análisis no es satisfactorio. El futuro inmediato está sujeto a la adivinación.
Más, estoy seguro de que las cosas se definirán más o menos a finales de este año cuando ocurran las elecciones en Estados Unidos. Los guerreristas de Biden (que son los mismos de Cllinton, Bush y Obama) están desesperados por alargar el régimen. Parece mentira, pero el orate de Trump tiene un punto. No lo dijo así, pero básicamente, todo esto es consecuencia de un imperio debilitado. Si no lo fuera, no tendría que recurrir otra vez al caos para sacar partido económico y político.
Continuará…
