Casi siempre en estos ejercicios se sostiene que, tal o cual persona, funcionaria pública, sale bien librada de su paso por el Congreso. Pero es pertinente afirmar que la comparecencia del secretario de Gobierno del Estado, Guillermo Olivares Reyna, fue más allá de lo fortuito: lo hizo bien, así, como es pertinente en la posición que ocupa.
El número dos del Ejecutivo abrió el ciclo de comparecencias del gabinete ante el Congreso estatal como parte del tercer informe de actividades del gobernador Julio Menchaca Salazar. En el día, le siguió la secretaria de Turismo, Elizabeth Quintanar; ambos, de los mejores integrantes en la alineación gubernamental.
Libró bien las preguntas. Atendió los cuestionamientos de la oposición. Ofreció cifras comprobables y manejó bien la información de las 27 unidades administrativas a su cargo. Resaltó particularmente el trabajo de las Jornadas de Paz que él mismo impulsa y que han recorrido todo el estado; ejercicios donde las víctimas han podido llevar ante él todo tipo de casos que, de otro modo, seguirían perdidos en la maraña burocrática del sistema de justicia.
En fin. En su comparecencia se notó todo el territorio que ha recorrido Guillermo Olivares Reyna en el último año. Quizá me equivoque, pero no recuerdo a un secretario de gobierno que haya ofrecido tantas audiencias públicas como él. Ese es un ejercicio de administración pública que, en sí mismo, es transformador. Bien por él. ¿Podrá el resto del gabinete replicar en algo lo logrado por Olivares?
