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viernes, noviembre 22, 2024

Covid-19 complica desafíos para lograr una educación inclusiva

La adopción por los Estados miembros de la ONU de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible trajo nuevas esperanzas en los esfuerzos para lograr una educación inclusiva, equitativa y de calidad, aspiración golpeada con fuerza por la Covid-19.

Entonces, la comunidad internacional estableció un objetivo específico dentro de la agenda, con metas como asegurar que todos los niños terminen la enseñanza primaria y secundaria, y alcanzar resultados de aprendizaje pertinentes y efectivos.

Antes de la irrupción de la pandemia causada por el coronavirus SARS-Cov-2 la ambiciosa meta ya enfrentaba enormes retos, desde los conflictos, la pobreza y la falta de financiamiento hasta la insuficiente voluntad política.

De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el cuarto objetivo de desarrollo sostenible trazado para 2030 tenía un déficit anual de 148 mil millones de dólares a una década de ese plazo, monto casi cuatro veces superior al estimado hace un lustro.

A partir del impacto de la Covid-19, ese déficit anual podría ascender a 200 mil millones, a menos que se adopten medidas urgentes, advirtió el ente multilateral en septiembre.

Su directora general, Audrey Azoulay, insistió en la crisis de financiación que enfrenta el mundo de cara a las metas en el ámbito educativo y en su agravamiento como resultado de la crisis sanitaria.

«Generaciones enteras están en riesgo, en particular los más vulnerables. Si bien la educación es claramente una víctima de la pandemia, también es la solución para la recuperación a largo plazo. Exhorto a todos los agentes a que no escatimen esfuerzos para dar prioridad a la inversión en la educación como bien público mundial», subrayó.

Estudios sugieren que programas de reinserción de los alumnos a las clases y de recuperación del sector reducirían el déficit hasta en 75 por ciento.

CIERRE DE ESCUELAS POR COVID-19

La pandemia obligó al cierre de escuelas como parte de las medidas de confinamiento generalizado para frenar la propagación del coronavirus SARS-Cov-2, con alrededor de mil 500 millones de alumnos fuera de las aulas en 190 países, nueve de cada 10 de los estudiantes registrados a escala global.

Vieron la luz diversas alternativas, entre ellas la enseñanza a distancia, valiosa pero inaccesible para al menos 580 millones de educandos de naciones de ingresos bajos y medios.

En el complejo escenario, la Unesco alertó acerca del riesgo de que la pandemia y sus consecuencias disparen situaciones como el abandono escolar y la disminución de la calidad del aprendizaje.

Diversas voces recordaron además que las escuelas ofrecen seguridad y alimentos a millones de niños de comunidades vulnerables.

El reinicio de las clases en septiembre, después de meses de alejamiento por causa de la Covid-19, no cambió la situación de casi dos tercios de los alumnos, a partir de un estimado de que solo 561 millones de estudiantes pudieron retornar o ya estaban incorporados a la enseñanza de preescolar a secundaria.

«La crisis educativa sigue siendo grave. Varias generaciones se enfrentan a la amenaza del cierre de escuelas, que afecta a cientos de millones de estudiantes y ha durado muchos meses. Se trata de una emergencia mundial», lamentó Azoulay.

INICIATIVAS, COALICIÓN MUNDIAL

A finales de marzo, la Unesco lanzó una coalición mundial a favor de la educación, un plan que propuso soluciones de aprendizaje a distancia para los diversos niveles de enseñanza.

La organización llamó la atención sobre un trastorno inédito y la necesidad de apostar por la colaboración internacional como la única vía para garantizar la superación de niños, adolescentes y jóvenes.

«La equidad es la principal preocupación, porque el cierre de las escuelas perjudica de forma desproporcionada a los alumnos vulnerables y desfavorecidos, quienes dependen de ellas para una serie de servicios sociales, entre ellos la salud y la nutrición», precisó el ente multilateral.

En la coalición participan, entre otras, la Organización Internacional del Trabajo, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, la Organización Mundial de la Salud, el Programa Mundial de Alimentos y la Unión Internacional de Comunicaciones.

También se sumaron entidades del sector privado, como Microsoft, GSMA, Weidong, Google, Facebook, Zoom, KPMG y Coursera, comprometidas con aportar recursos y conocimientos especializados en materia de tecnología, conectividad y fortalecimiento de capacidad.

La Unesco invitó a los medios de comunicación a incorporarse, en aras de favorecer la educación en el duro contexto impuesto por la Covid-19.

Entre las propuestas concretas de la coalición sobresalieron la ayuda a los países a movilizar recursos, aplicar soluciones, identificar respuestas equitativas, lograr el acceso universal, evitar la superposición de esfuerzos y facilitar el regreso de los alumnos a las aulas cuando las escuelas abran de nuevo.

Otra iniciativa para lidiar con las consecuencias en el sector fue la activación de la campaña en las redes sociales La Educación Continúa, centrada en apoyar a las niñas, para que sigan el aprendizaje durante el cierre de las escuelas y facilitar su regreso seguro cuando vuelvan a abrir, considerando los numerosos obstáculos que enfrentan, entre ellos el embarazo en la adolescencia, el matrimonio precoz y forzoso y la violencia.

Talleres, foros y conferencias en línea también formaron parte de las acciones, en los que se abogó por el compromiso de los gobiernos con la no reducción de los presupuestos de la educación, pese al difícil reto económico derivado de la pandemia.

De igual manera se instó a los donantes internacionales a proteger su parte de la ayuda al desarrollo dirigida a la educación mundial y a utilizar una financiación equitativa para garantizar que el apoyo se dedique a los países y regiones con desigualdades crónicas.

Al respecto la Unesco recordó que solo 47 por ciento de la asistencia a la enseñanza básica y secundaria se destina a las naciones de ingresos bajos y medios bajos, donde más es necesaria.

La alerta está bien clara, la crisis sanitaria de la Covid-19 multiplica las desigualdades, la falta de oportunidades y los desafíos para materializar las metas sociales de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, urgen la voluntad política, la paz, la solidaridad y la cooperación.

(Waldo Mendiluza / Prensa Latina en Francia / Desde Abajo MX)

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