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Hidalgo
domingo, diciembre 22, 2024

Columna: Sobre la Mesa

No dejemos pasar la oportunidad

Por: Elsa Angeles / Desde Abajo
 

Si algo duele en Hidalgo, es su pobreza. De los poco más de dos millones de personas que habitamos el estado, la mitad sobrevive con menos del equivalente de dos dólares al día. Además, una tercera parte de la población es indígena, los más olvidados, los más abandonados.

Otras cifras que laceran. Es que aún 12 de cada 100 niños que nacen en este territorio, no son atendidos por un médico ni por una partera, y 30 por ciento de las madres, aún son menores de edad cuando tienen al primero y hasta segundo hijo. Respecto a los jóvenes, de acuerdo a la última encuesta nacional, donde Hidalgo participó, reveló que 12 por ciento de ellos, no tienen acceso a la escuela ni a un trabajo.

Estar entre los cinco estados más pobres de la República, a pesar de tener una situación geográfica céntrica, una riquísima variedad de recursos ambientales y una importante tradición cultural, no fueron suficiente frente a un caciquismo político con que el PRI lo ha gobernado durante más de 70 años.

Mientras en los estados vecinos, la organización civil, a partir de la dolorosa experiencia de los sismos en 1985, lograba sacudirse, poco a poco, de vicios y corrupción gestando un giro hacia la democracia, Hidalgo se quedó atrás. “Tan cerca del Distrito Federal, y tan lejos del desarrollo», sería la expresión más correcta.

¿Diez, 15 o 20 años de atraso? No lo sé, pero lo cierto es que los movimientos migratorios y la desesperante situación de muchos, han logrado despertar del letargo en los últimos diez años. La participación organizada, constante, necia, de pequeños grupos de ciudadanos han dado los primeros frutos.

Por primera vez en el estado, un gobernador priista se enfrenta con que más de la mitad de los 84 municipios del estado están en manos de la oposición, y aún cuando su partido cuenta aún con mayoría en el congreso local, en las pasadas elecciones federales, su candidato, Roberto Madrazo, no ganó aquí, y eso les dolió.

Qué mejor, justo en este contexto, surja una nueva opción de comunicación, un espacio para los que se organizan para demandar, para denunciar, para los que están dispuestos a no volver a guardar silencio ante la injusticia, la inequidad o la corrupción. ¡En buena hora para los “Desde Abajo»!

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