. El 28 de junio de 1969, la comunidad lésbica y gay de Nueva York dio una lección de dignidad al mundo, al acuartelarse y resistir contra un ataque homofóbico de la policía, durante todo un fin de semana en el bar “Stonewall Inn». Los ahora célebres hechos ocurridos entonces en Christopher Street, dieron origen a la celebración internacional de esta fecha como el Día del Orgullo Gay.
Por: Tania Meza Escorza / Desde Abajo
El día ha sido agitado, pero por fin terminó. Bueno, acabó el día laboral, porque ahora comenzará la vida. Estoy ansiosa por verla. Muy a mi pesar, admito que le ha dado vida a mi vida.
Estar con ella ha valido el enfrentamiento con mis padres, el despido de mi trabajo anterior, la ruptura con mi círculo social. Aunque a veces extraño todo lo de antes, echo de menos la admiración que mi familia me tenía, el empleo mucho mejor pagado… Pero no, no lo cambio por las citas clandestinas, por estos momentos esporádicos en Stonewall, en donde nadie nos mira ni nos juzga por estar juntas.
Stonewall Inn… cuántas lesbianas y homosexuales tenemos tanto que agradecer a este bar, a este lugar inserto en el corazón de Nueva York en que podemos amar sin pedir permiso. De cualquier manera hoy nos iremos temprano, porque la policía ha realizado redadas cada vez más frecuentes, a pesar de que el dueño les ofrece dinero a cambio de dejarnos en paz, pero parece que ninguna cantidad les satisface…
¡Ahí está ella!, ¡ha llegado! ¡Qué linda es! Se ve tan etérea con ese vestido, se ve… derribada en el suelo por un policía. ¡Desgraciado, malnacido! Ahora verá ese… ésos. ¡Qué barbaridad! son muchísimos… están golpeando a todos en el bar.
Algunos corren, están intentando huir… pero yo no me iré sin ella. Parece que ni sin ella, ni con ella, porque han cerrado las puertas y no dejan salir a nadie.
– “¿Les gusta que les den? Pues nosotros les vamos a dar».
Los golpes que están tirando al azar no serían tan humillantes si no hicieran esos comentarios vulgares y homofóbicos.
– “¿Traes identificación, marimacha?»
¡Malditos! Cuando menos nos están dejando salir uno por uno. ¿Y ella? ¿Traería identificación?
¿Qué pasa? Algunos se quedaron adentro y ahora los golpes y los gritos están subiendo de intensidad. No sé cómo, pero voy a regresar. No la dejaré ahí.
– “No debemos irnos, si ahora nos vamos y dejamos a los que se quedaron adentro, la siguiente vez seremos nosotros y la represión será cada vez peor. Pongamos hoy, un ‘hasta aquí’».
Estudiantes, trabajadores, mujeres y hombres de negocios, gente de todas las edades y estratos sociales estamos aquí, enfrentándonos con puños, piedras y hasta parquímetros con la policía, no sólo para defender a nuestras parejas que están prisioneras dentro del bar, sino a nosotros mismos, a nuestra elección de vida.
¿Quién lo diría? Ahora somos nosotros quienes los hemos acorralado dentro del Stonewall, aunque de seguro no tardan en llamar refuerzos, pero esta vez estamos dispuestos a todo.
¡Ahí está ella! Es la segunda vez que la veo aparecer en la noche, pero ahora me da más gusto mirarla ya no impecablemente arreglada, sino con el vestido roto, el cabello enmarañado y la ropa llena de sangre. Así debo lucir yo, y sin embargo somos más bellas que nunca, porque nos hemos hecho uno solo con nuestros compañeros y compañeras, y nos hemos cargado de valentía y coraje para enfrentar a la policía represora, que tanto nos ha humillado.
Aunque ahora estamos juntas, no nos iremos a casa a curarnos las heridas. Nos quedaremos aquí, en Christopher Street, en las barricadas que están formándose en torno al Stonewall. No importa si esto dura varios días, aquí estaremos.
Estoy segura de que esta madrugada del 28 de junio de 1969, es el inicio de algo grande que no sólo la comunidad gay recordará. Lesbianas, homosexuales y bisexuales estamos heridos en la calle, con la garganta lastimada de tanto gritar el nacimiento del Gay Power, pero no volveremos a permitir abusos policíacos, no volveremos a escondernos, no volveremos a las sombras.
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