Las últimas jornadas de lucha en contra de las reformas neoliberales del Estado, ponen en tela de juicio el papel del movimiento estudiantil. A más de 7 años de la huelga de 1999-2000, el movimiento estudiantil sigue resquebrajado. Las organizaciones al interior se encuentran divididas, confundidas. La descomposición llega a puntos tales que el objetivo de lucha de ciertas organizaciones es la venta de churritos y café, los eventos político culturales, y según las circunstancias y el beneficio a lo particular, una marcha desinflada al interior, sin demandas unificadas ni prospectiva a largo plazo. La estructura de algunas organizaciones dentro de las escuelas, no llega a renovarse, los mismos dirigentes de hace 10 años siguen llenando de vicios y de rencores a las asambleas, con las mismas maniobras de antaño, añorando su «pasado heroico», curiosamente sin hacer un análisis crítico de que fue lo que pasó en aquel entonces.
Frente a las actuales movilizaciones en contra a la reforma a la ley del ISSSTE, a la alza en los precios, a la democratización de los sindicatos, estas organizaciones no sobrepasan los comunicados de solidaridad y los saludos, sin un interés político concreto de conjuntar las luchas de todos los sectores agredidos por el Estado Burgués. Estos hechos son de tremenda preocupación, porque no habiendo un referente organizativo general que le haga frente a la ofensiva, la introducción total del modelo neoliberal en la educación en la UNAM es posible y alarmante.
Riesgos de la nueva rectoría
En los próximos días, los grupos de poder que dirigen a la universidad, las representaciones de la burguesía en la UNAM, se disputan un nuevo rectorado que, dada las condiciones actuales, podrá materializar los objetivos del gobierno Federal, del Banco Mundial y del FMI que añoran desde hace años: convertir al campus universitario en una fábrica de técnicos y mano de obra barata para el mercado, con las reformas que se llevaron y se está llevando a cabo en la totalidad de escuelas y facultades a los planes y programas de estudios, a fin de volverlos útiles a las necesidades del mercado; continuar con la disminución del erario universitario, iniciado ya en la reforma fiscal; la privatización de la universidad, formalizando las cuotas que actualmente ya existen de manera ilegal; reconformar al estudiantado, permitiendo el acceso controlado y constante de la clase dominante a las aulas de la universidad, manipulando más el proceso de selección y restringiendo muchísismo más elñ acceso; mantener, acrecentar, y si lo permiten las circunstancias, normalizar e institucionalizar a los grupos porriles. Impedir la «aterradora masificación» de la matrícula, manteniendo su disminución progresiva, convirtiendo a la educación superior en un privilegio y un servicio.
Evitar la unión del movimiento de trabajadores y estudiantes, será un pieza clave para lograr sus objetivos. Frente al pacto obvio de las autoridades universitarias con Agustín Rodríguez, mantener la actual dirección charril del STUNAM, permitirá el margen de maniobra suficiente para la desaparición de más plazas de trabajadores, mediante la tercerización de los servicios de la universidad, la disminución de sus prestaciones y continuar con las violaciones al contrato colectivo de trabajo. Es en sí un futuro desolador.
Hacia una Asamblea General Universitaria
Hacer surgir nuevos referentes de lucha para la comunidad universitaria son ya una necesidad no sólo para enfrentar la embestida neoliberal, privatizadora y represora, sino también para tomar la ofensiva para reorganizar a la universidad sobre nuevas bases políticas, educativas, pedagógicas y ¡sociales!
Con organismos que representen democráticamente a los más de 400 mil estudiantes, trabajadores y académicos que conformamos la comunidad universitaria.
Por lo anterior y por muchísimas cosas más, llamamos a todos los trabajadores, los académicos y los estudiantes de la UNAM, a las organizaciones que se han hermanado con la lucha de los trabajadores en las calles, ante la crisis actual del gobierno ilegítimo que rige este país, y la crisis financiera que enfrenta el capitalismo a nivel mundial, a la conformación de la Asamblea General Universitaria, como un nuevo referente organizativo en la UNAM, que retome los planteamientos más elementales y más sentidos de la comunidad y los coloque en la movilización; un espacio que nos permita formular el proyecto de Universidad de masas y que se contraponga a continuar al esquema oligarca, capitalista y excluyente, que pretende convertir a la educación en un negocio mas de los dueños del dinero; y sobre todo que nos permita insertarnos en la actual crisis por la que atraviesa el Estado.
Necesitamos recobrar las asambleas de estudiantes, trabajadores y académicos, y acciones de lucha en perspectiva de nuevas jornadas de lucha y de combate. El terreno que dejó las recientes jornadas de movilización es fértil para la acción revolucionaria.
¡Por la conformación de la Asamblea General Universitaria!
¡Por la organización de estudiantes, académicos y trabajadores!
¡Por una educación socialista!