. Algo que nunca se me va a olvidar, fue cuando se te ocurrió formar tu propio grupo de Son. Aprovechaste de tu talento y de tu pequeña gloría para llamarle “Todos estrellas de Arsenio Rodríguez”, y no te conformaste con eso, dentro de tu grupo integraste nuevos instrumentos que jamás habían conformado un grupo de Son: Un piano, trompetas, un contrabajo para que no se perdiera entre la instrumentación, una guitarra, claves, maracas, bongoes, tumbadoras, y lo más importante, tu voz junto con migo en tus brazos tocando todos mis trastes. En ese momento pensé que estábamos haciendo historia.
Por Jesús Ángeles / Desde Abajo
Uno, dos, tres, cuatro, déjame decirte entre montunos que te extraño; uno dos tres cuatro, entre un compás de cuatro tiempos. Ya no siento el Son sin tu presencia, Cuba a pesar de ser rico por su maravillosa música y sus múltiples instrumentistas, me ha olvidado en un rincón de tu casa. Tengo polvo en todo el cuerpo, tengo flojas las cuerdas de mi alma y poco a poco me pierdo en el recuerdo.
Ambos no teníamos el gozo de mirarnos, los dos carecíamos de miradas, yo por no tener ojos, tú por recibir una pata de mula en la cabeza. Pero eso no nos impidió conocernos, tu interés hacia la música en una tierra negra te fue acercando a mí, fui uno de tus instrumentos favoritos, ¿lo recuerdas?…
Lo primero que llegó a ti fue esa caja con unos cuantos metales, con ella te estabas horas tocando con tu tío Catalino; esa marímbula se convirtió en el principio de tu gran creatividad musical. Ya después tuviste el primer intento de guitarra, un instrumento casero que tu propio hermano te había fabricado. Después me tuviste a mí, y de ahí en adelante nos volvimos inseparables.
Me encantaban esas sesiones que hacías con el flaco de Rubén, fuiste de los que nunca dudo de él, ese hombre prodigioso del piano contigo se hizo grande. Si supieras, ahora el flaco es de los grandes, músicos de todo el mundo quieren tocar con él, todos lo llaman el gran Rubén González, pero él daría toda su fama por volver a tocar contigo.
Algo que nunca se me va a olvidar, fue cuando se te ocurrió formar tu propio grupo de Son. Aprovechaste de tu talento y de tu pequeña gloría para llamarle “Todos estrellas de Arsenio Rodríguez”, y no te conformaste con eso, dentro de tu grupo integraste nuevos instrumentos que jamás habían conformado un grupo de Son: Un piano, trompetas, un contrabajo para que no se perdiera entre la instrumentación, una guitarra, claves, maracas, bongoes, tumbadoras, y lo más importante, tu voz junto con migo en tus brazos tocando todos mis trastes. En ese momento pensé que estábamos haciendo historia.
Hombre de una sola novia, la que le dedicaste tus mejores temas de amor en la adolescencia, si te soy sincero ya no recuerdo su nombre, pero como te encantaba hacerle canciones y cantárselas aunque fuera a escondidas, no era fácil que vieras, no precisamente por la ausencia de tu vista, mas bien, porque la familia de aquella mujer le tenían prohibido verte, ¡claro¡, como va a ser posible que su hija este saliendo con un ciego, que por su fuera poco quiere ser músico. Esa historia de amor fue triste porque te hicieron jurarles que te alejarías de ella. Se nota que no te conocían, el amor no se extingue ni se agranda con un juramento, el amor se cosecha cantando, bailando, y es tan dulce como el azúcar que se da en nuestra isla, eso lo sabías y aun estando lejos de ella le creaste la canción donde demuestras todo su amor, “Te vas como la esperanza”.
Lo que más me sorprendió de ti fue que tierra que pisabas era tierra tuya y te enamorabas de ella. Nueva York, no te hizo un músico de jazz, tú hiciste junto con otros grandes de cuba, que la gran manzana bailara al ritmo del mambo y del tres, y aun en tus últimos días, querías seguir experimentando con el son, según tú, querías mezclar el Son de nuestra tierra con el swing, como lo hacían los músicos negros norteamericanos, te agradaba la idea de mezclar la música, sin importar de donde fuera, tanto, que llegaste a decir que hiciste “swing son”.
Después de tu muerte regresé a Cuba, cuando me miraban, lloraban tras tu recuerdo. Hoy la gente canta tus canciones, eres un recuerdo que baila y un ejemplo musical a seguir en toda cuba. Para mí eres como yo, un ser constituido por tres cosas: maravilloso, imaginativo y cien por ciento cubano que no se pierde en la trayectoria de los años.
Te quiere:
El Tres
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