En Cuba cae bien y se admira la campaña de Andrés Manuel López Obrador contra el saqueo del neoliberalismo en México. Como decenas de millones de mexicanos, a la mayoría de cubanos y cubanas revolucionarias también les queda claro que en el 2006 se perpetró un fraude electoral para que no llegara a la Presidencia del país. Por eso ahora mismo se congratulan de la postura abierta del Comandante Fidel Castro Ruz sobre el sabotaje del Imperio hacia su candidatura. Conversando al respecto con cuadros políticos y profesionistas de la isla, se puede advertir la simpatía que se le tiene al “presidente Legítimo”, aunque son muy puntuales en sus críticas: quisieran a un Andrés Manuel más frontal contra el capitalismo y, claro, abonando en la lucha ideológica contra el Bloqueo. Es el turno del tabasqueño. Fidel lo ha invitado a colocarse al centro de la batalla antiimperialista. Sin lugar a dudas, una opinión de privilegio. De responder positivamente, AMLO se erigiría como el líder indiscutible de la izquierda mexicana, fortalecido política e ideológicamente como nunca antes, muy a pesar de la guerra sucia que, a propósito, otra vez se desatará. Pero quedaría claro: Al 2012, hay un solo camino.
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