El rescate de 33 mineros en la mina San José de Chile, recuerda irremediablemente la tortura gubernamental que el Gobierno de México hizo pasar a 65 viudas de la misma cantidad de trabajadores que quedaron atrapados luego de una explosión de gas en la mina de Pasta de Conchos, Coahuila. El Obispo de ese Estado, Raúl Vera, recordó con la periodista Carmen Aristegui, la negligencia –por decir lo menos-, con la que actuaron las autoridades mexicanas para no rescatar, siquiera, los cadáveres de aquel lugar, perteneciente al Grupo México de Germán Larrea, uno de los 30 prominentes empresarios protegidos por Felipe Calderón. “Si no se rescatan los cuerpos de la mina Pasta de Conchos, es porque encontrarlos juntos confirmaría que sí estaban vivos y no fueron rescatados”, sentenció el Prelado, criticando la desunión para lograr lo que pudo haber sido y no fue, también un logro humanitario. De tal manera, resulta inevitable hacer las comparaciones en este lado del Continente Americano, no sin antes sentir alivio por las proezas logradas en Copiapó. #Silosminerosfueranmexicanos se cuestionan en Twitter, haciendo la pertinente comparación entre el milagro chileno y el infierno mexicano con sus mineros.
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