por Pedro Echeverría V./ DESDE ABAJO
“Apoyar lo que tu enemigo combate; combatir lo que tu enemigo apoya”
1. Yo que casi dogmáticamente me guío en política oponiéndome a lo que manifiestan mis enemigos que considero son los del pueblo: los gobiernos, los empresarios yanquis y la poderosa burguesía de cada país; me basta investigar lo que opina cada sector en un suceso para obtener los elementos esenciales para asumir una posición. En el caso del derrocamiento del gobierno de Túnez me encantó el método revolucionario de masas en las calles, pero me hizo pensar: ¿qué fuerzas participaron, quién pudo movilizarlas y a quiénes dio gusto el golpe de Estado? De pronto me encuentro a los gobiernos yanqui, francés y alemán apoyando el golpe y exhortando a hacer elecciones democráticas para regresar a la paz. Entonces preguntas: ¿huuy, qué pasó por allá? ¿Usaron otra vez al pueblo para que luego se lo jodan? ¿No habrá sido casi idéntico a lo que se hizo en Yugoslavia (hoy Serbia) cuando los yanquis de deshicieron de Milosevic?
2. Y hay que ponerse a revisar noticias y artículos. De pronto te encuentras: Desde Washington, el presidente estadounidense, Barack Obama, hizo ayer un llamado en favor de elecciones “libres y justas” en Túnez y destacó “el coraje y la dignidad” de su pueblo tras la caída de Ben Alí. La Unión Europea se pronunció por una solución democrática “durable” y llamó a la calma. Piensas entonces: Hay cabrón, ¿si los yanquis han apoyado siempre a los dictadores (que son “sus dictadores”) por qué hoy felicitan al pueblo por su dignidad y coraje? ¿Por qué dicen que “la caída de Ben Ali marca el primer colapso de un régimen autocrático por el levantamiento popular en el mundo árabe y que los líderes en el mundo árabe, y especialmente en el norte de África, verán ahora al ejemplo de Túnez con la preocupación de cómo la situación podría repetirse en sus países”? Convencido dices: puta esto trae una gran cola que no pueden esconder.
3. Preguntas: ¿Dónde está ubicado Tunes o Tunicia? Te lo encuentras entre Argelia y Libia de Kaddafi, a un paso de Italia, pero también cerca Grecia, Turquía y la Europa de Este. Por eso dicen los yanquis: “es el primer colapso… en el mundo árabe, en especial en el norte de África… que podría repetirse”. La realidad es que cuando leí que los manifestantes habían apedreado bancos y saqueado grandes negocios recordé a los revolucionarios franceses de finales del XVIII y otros levantamientos y me pareció interesante, pero cuando vi. la felicidad del gobierno yanqui y algunos pronunciamientos críticos de Kaddafi pensé que podría estarse repitiendo la estrategia yanqui occidental que se operó contra Slodoban Milosevic en el 2000; pero más aún, el golpe de Estado reciente en Honduras. ¿Por qué en México, a pesar de la terrible situación que se ha vivido de desgobierno de Felipe Calderón, no le dan golpe de Estado?, porque Calderón es su cachorro.
4. Túnez es una capital muy occidentalizada que se ha conformado como un gran centro turístico. Pertenece al norte de África pero se ubica en un lugar envidiable para el turismo europeo; por tanto esta rama, además de la pesca, representa uno de los ingresos más importantes del país. Dominado durante muchas décadas por el imperio francés, Túnez es una nación en la que el islamismo guarda muchas diferencias culturales en la relación con otras regiones. Sus luchas de liberación estuvieron muy ensambladas con las batallas independistas antifrancesas de Argel de los años cincuenta y sesenta que maravillosamente nos enseñó aquella violentas y revolucionarias escenas de la cinta del italiano Gillo Pontecorvo. Sin embargo, a pesar de ese proceso que Túnez vivió bajo la cultura francesa y de la enorme dependencia del turismo, los musulmanes siguen reivindicando y peleando por sus orígenes.
5. Recuerdo muy bien que en los sesenta y setenta cuando se reclamaba a los presidentes yanquis Kennedy, Johnson, Nixon y Ford, por qué ellos que hablaban mucho de democracia y libertad apoyaban abiertamente a dictadores asesinos como Somoza de Nicaragua, Duvalier de Haití, Strossner de Paraguay, Trujillo de Dominicana y Pinochet de Chile, ellos respondían categóricamente: “sí, ellos son dictadores y lo que quieran, pero son nuestros, hacen lo que les ordenamos”. A partir de entonces se puede ver el criterio, la medida, la balanza que siempre ha aplicado el gobierno yanqui: un país es democrático o dictatorial según la clasificación de los EEUU. Desafortunadamente el 99 por ciento de los medios de información (prensa, radio y TV) son controlados por las agencias noticiosas de ese país imperial que cuenta con todas las fuentes de información y el dinero para repartir en los medios.
6. Por otro lado, revisando las declaraciones me encontré con otra joya: “Fuentes de la oposición tunecina han confirmado que en ese futuro “gobierno de unidad” que buscará integrarse entre unos días para luego convocar a elecciones, no participarán ni partidos de izquierdas ni partidos islamistas, con el objetivo –según dicen- de asegurar una transición a un régimen democrático pero de tintes moderados. ¿Dónde había oído esto? ¿No será que en 1962 cuando casi todos los gobiernos y cancilleres de la OEA expulsaron a Cuba de su seno porque “su ideología socialista extracontinental no era compatible con el sistema democrático de América”? Es tan “democrático” el régimen que buscan instalar en Túnez después del derrocamiento de Ben Ali que, aunque el 90 por ciento del pueblo sea islámico, no quieren integrar a partidos islamitas, pero tampoco a izquierdistas. Esto y más me hacer pensar en la jugada que se traen.
7. Que no se olvide que ante la debilidad de las luchas sociales de los pueblos, las clases poderosas en el gobierno y el poder nos mueven al ritmo de sus piezas del ajedrez. El gobierno yanqui –desde las alturas- traza las estrategias políticas que luego deben poner en práctica los gobiernos de cada nación. Y aquí nadie inventa nada porque la intervención yanqui en el mundo es una realidad de hace por lo menos 150 años. Espero que el pueblo tunecino mantenga mucha claridad sobre lo que representó el derrocamiento o golpe de Estado, sepa lograr importantes avances en sus batallas, pero también toda la posibilidad de corregir a tiempo en caso necesario. Debemos aprender a descubrir lo que está de tras de cada movimiento político donde el imperio yanqui mete las narices porque si no aprendemos a pensar y a decidir por cuenta propia en los problemas de la revolución, jamás dejaremos de ser víctimas de nuestros enemigos.
pedroe@cablered.net.mx