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viernes, marzo 29, 2024

Un perro japonés

En medio del desastre japonés, la amenaza nuclear y el debate mundial sobre si se habrá de creer en los esfuerzos informativos del gobierno oriental sobre lo que realmente sucede en el núcleo de la hecatombe, la televisión japonesa ha divulgado la conmovedora historia de un perro que ayuda a un compañero herido después del terremoto y el tsunami.

Los portales en internet y algunos noticiarios de televisión destacan la historia de este animal al que se le ve en video tratando de llamar la atención de las personas, para que lo ayuden a salvar a su compañero, que no consigue levantarse. El perro no lo deja ni un momento, incluso lo acaricia para aliviar su dolor. “La televisión japonesa anunció que ambos han sido rescatados y salvados”, se podía leer al respecto en las notas periodísticas, como algo a trascender en medio de la crisis.

Emile Cioran explicó que los animales –que viven todos de sus propios esfuerzos-, no conocen la miseria pues desconocen la jerarquía y la explotación. He ahí que la conmovedora historia del perro japonés cale en lo hondo del alma transgredida por deseos miserables. ¿Es acaso de real interés destacar la “humanidad” de un perro para salvar a un compañero de la muerte inminente? ¿Por qué no se han transmitido sucesos de conmiseración similar sobre personas? Lo único que se sabe es de la ansiedad de cada cual por largarse de la destrucción cuanto antes, y no es para menos.

Además, curiosamente, una de las vías de movilización y escape de las y los japoneses en la zona de desastre es la bicicleta, único medio de transporte efectivo en medio de trozos de metal, cemento y sustancias tóxicas, cuando los automóviles han sido tragados por la tierra. Y es de llamar la atención pues se trata de un juguete también, del más infantil de los utensilios de poder, lo que transporta la vida cotidiana –si es que existe actualmente alguna-, del pueblo devastado.

Al parecer las tragedias son sucesos que fuerzan la humanización. De entre ellas se rescatan algunos ejemplos simples que devuelvan vida a la memoria. ¿Por qué esperar a que se sacuda la tierra? Historias como las del perro japonés ocurren todos los días; todos los días millones andan en bicicletas; pero por alguna razón escapan al lente humano que, no obstante, al borde del caos sigue buscando pretextos para vivir.

Twitter: @albertobuitre

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