Las recientes confesiones de Elba Esther Gordillo, que operó en 2006 a favor del candidato Felipe Calderón, tienen efectos incalculables en el deterioro de las instituciones y del patrimonio nacional que repercuten en la vida cotidiana del país, en las familias y en la salud de millones de mexicanos. La complicidad para saquear una de las instituciones más queridas pero más olvidadas, tiende a ser acallada y dejada en la impunidad.
Esta alianza política que llevó al poder político a los actuales gobernantes diseñaron proyectos regresivos en contra de los derechos laborales de los trabajadores al servicio del estado principalmente los profesores de educación básica agrupados en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Inmediatamente en 2007 se hizo una reforma al sistema de seguridad social de los trabajadores al servicio del estado, con una nueva Ley del ISSSTE. Los perjuicios que ha producido son de grado mayor: no solo privatizar la institución que surgió precisamente como garante del Estado para cumplir su obligación de proteger a sus trabajadores, sino que hoy está llevándolo a la ruina.
Sobre la discusión de esta ley los especialistas dijeron que se ponía en juego la preservación de la protección social, conquistada en el movimiento armado de 1910, ya que en su redacción dicha legislación privatiza la seguridad social, confisca el ahorro social de las dos últimas generaciones de funcionarios públicos, además de que “limita o cancela” los derechos de protección por accidentes y enfermedades profesionales, jubilación, invalidez, vejez y muerte de más de 10 millones de empleados públicos.
Pero además, se buscaba una lógica eficientista para que la Ley del ISSSTE “buscara equilibrio financiero y la solvencia del instituto a costa de los servicios que brinda y traslada el costo de la crisis que vive a los trabajadores, vía la baja de beneficios y el aumento de cuotas, de manera directa e indirecta. Se preveía el deterioro y la baja de calidad de servicios de la institución, lo que ha ocurrido puntualmente para desgracia de los derechohabientes y sus familias.
Gracias a esta alianza mercenaria entre politicastros, que lo que menos les interesa son a quienes gobiernan, los que han sufrido como boomerang son los trabajadores al servicio del Estado. Qué gran contradicción. La “maestra” negocia con los votos de los profesores del SNTE y éstos solo reciben malos servicios de salud y en seguridad social. En un país de agachados, los profesores de educación básica han adquirido la fama de ser “carne de cañón” de ambiciones personales.
En cambio, los premios y dividendos que recibe Elba Esther son incalculables, millones de pesos por concepto de cuotas sindicales y de las instituciones donde manipula como la subsecretaria de educación de la SEP, la Lotería Nacional y el ISSSTE, además de obtener jugosos apoyos de gobierno de las entidades federativas.
En esta misma columna, meses atrás habíamos escrito lo que pasaba en hospitales y clínicas del ISSSTE en Hidalgo. En Pachuca, durante las tres primeras semanas de febrero, se presentó de modo agudo el desabasto de medicinas, derecho habientes que provienen del sector gubernamental y educativo no pudieron organizar la protesta, ni el SNTE abrió la boca. El ISSSTE tuvo que generar “convenios” con laboratorios y farmacias para solventar las necesidades apremiantes del servicio de salud. Pero con la consecuencia de vaciar las arcas, generando un hueco al presupuesto público.
Dichos “convenios” tampoco funcionaron porque las farmacias no estaban preparadas para enfrentar una demanda de cientos de recetas. La dirección del ISSSTE informó que diariamente se surtían mil recetas en forma de “vales”, lo que llegó a colapsar la oferta de pequeñas farmacias privadas. Lo que sale a colación es el tremendo gasto innecesario para pagar con dinero público a farmacias y laboratorios privados que están hicieron “su agosto”, todo gracias a la pseudo privatización de la salud.
Por eso no es creíble que ahora si los gremios de Elba Esther se levanten en contra de la “corrupción del ISSSTE”. Solo la sociedad civil podrá impulsar una presión para que se haga una auditoría amplia a esta institución, pero serán los trabajadores al servicio del estado y sobre todo los profesores los que deben de cambiar su mentalidad sumisa sobre la que se ha construido un emporio de corrupción y ambiciones que nada le contribuyeron en el siglo XX. Ser profesor debe ser equivalente ser ciudadano libre.