Los hay: señoras y señores, mujeres y hombres mayores de 18 años, priístas y no priístas (pero sobre todo priístas), que afirman con sendo orgullo que votarán por Enrique Peña Nieto para presidente de México “porque está bien guapo”; “por el guapo”, dicen sin empacho cuando se les pregunta sobre su preferencia electoral entre él y López Obrador, como si por gobernarles, el mexiquense se los fuera a coger. Falsimedia llevada al extremo, con un candidato que ha sido introducido al mercado electoral como si se tratara de cualquier producto chatarra, en horario de telenovela. Y así es.
Que lo diga el periodista experto en medios y reportero de la revista Proceso, Jenaro Villamil en su portal Homozapping, al referirse al destape de Peña Nieto el 19 de septiembre pasado en el noticiario de Joaquín López Dóriga: “No se trató en estricto sentido de una entrevista. No hubo preguntas incómodas, menos un mínimo intento de polémica. Se trató, en esencia de un ejercicio de branding, es decir, de “posicionamiento de marca”, término propio de la mercadotecnia.”
Lo mismo ocurrió en la reciente presentación de su libro: “México, la gran esperanza”, cuya cobertura le valió espacios multimedia en prácticamente todos los portales noticiosos y amplia cobertura en los noticiarios televisivos ¿Interés periodístico? No. ¿Proselitismo de marca? Sí. De tal forma, la figura del ex gobernador del Estado de México es desplazada vía aguja hipodérmica por la conciencia del público elector a través de los medios de comunicación con una estructura de imagen que sobrepasa su carente capacidad política – ideológica.
Supongamos que su rostro no es su rostro sino el de Emilio Chuayffet ¿Propondrían esas señoras y señores su ascenso al poder con el mismo fervor calenturiento, obnubilados por la presunta belleza de su candidato preferido? Lo dudo. En resumen: Dudo que una persona inteligente con actividad sexual preponderante, si quiera vea en Peña Nieto a un candidato de cama; a lo sumo, a un dudoso actor, de esos que nadie le cree nada, porque nada en él es verdadero.