Un leal soldado del sistema político hegemónico fue sin lugar a dudas Miguel Nazar Haro, quien falleció el jueves 26 de enero. En una etapa de crisis política a finales de los sesenta y con una fuerte demanda de apertura y exigencia de mayores libertades, la clase política dio como respuesta el uso de la fuerza y el autoritarismo exacerbado. Nazar Haro un policía fue convertido en un héroe.
Mientras en Argentina, Chile y Guatemala los represores de los años sesenta en América Latina han ido a juicio por la brutal represión que infligieron a activistas por las libertades políticas, en México se les ha exonerado y declarado inocentes, pese a las violaciones a los derechos humanos de decenas y cientos de jóvenes. Fue el caso de Luis Echeverría Álvarez y de otros funcionarios menores que fueron los artífices de mantener el sistema político inalterable.
Miguel Nazar Haro, quien ingreso desde 1960 a la Dirección Federal de Seguridad (DFS), conocida como un instrumento de represión en contra de los opositores al régimen, y después fue convertido en su titular, fue nominado por el gobierno de José López como el “mejor policía de México”. Como policía político conoció las entrañas del monstruo, supo mucho y por ello fue protegido hasta el final.
Estuvo en las detenciones ilegales y tortura a los estudiantes del movimiento 68, estuvo en el “halconazo” de 1971 dirigidas por Luis Echeverría, pero principalmente fue el encargado del régimen para combatir a los jóvenes y estudiantes de los movimientos radicales de los años setenta. Es aquí cuando se habla de “guerra sucia”, todo el periodo de Echeverría y parte del sexenio de López Portillo.
Con gran impunidad Nazar Haro encabezó acciones de “seguridad nacional” fuera del estado de derecho, un ejemplo fue la “Brigada Blanca” grupo paramilitar –integrada por policías y militares- que hizo todo tipo de trabajos encubiertos fuera de la ley.
En el libro de oro de la época, que permitió se reprodujeran en gobiernos locales las prácticas represivas en contra de opositores, se encuentran cientos de desapariciones forzadas, tortura cruel (física y psicológica), detenciones ilegales, encarcelamientos, y otras aberrantes violaciones a los derechos humanos. No hay activista de izquierda que no le impute directamente como el responsable de las acciones de represión.
Fue formado como agente de la CIA, de la cual fue informante, en tácticas anti guerrillas, y se declaraba un anticomunista. El mismo se encargaba martirizar a los detenidos a los que se les aplicaba todo tipo de suplicio para hacerlos confesar. Innumerables libros y testimonios, y en círculos de izquierda, dan pruebas de su impune actuación.
Durante el gobierno del panista Vicente Fox se creó la llamada Fiscalía Especial para los Movimientos Políticos y Sociales del Pasado (FEMOSP), la cual le fincó en febrero de 2004 una acusación por la desaparición forzada de Jesús Piedra Ibarra –hijo de la senadora Rosario Ibarra– entre muchas otras. A raíz de las denuncias de organizaciones civiles y familiares de desaparecidos, fue detenido en 2006 solo permaneció un mes en la cárcel, puesto que fue absuelto de los cargos que se le imputaban, entre ellos la desaparición de seis integrantes de un grupo radicales que actuaban en Chihuahua.
Miguel Nazar fue encarcelado durante un mes en el penal de Topo Chico, en Monterrey, Nuevo León; luego obtuvo el beneficio de prisión domiciliaria por tener más de 70 años de edad. Sabía mucho y el régimen político lo protegió hasta el final como lo que fue un baluarte del sistema político hegemónico y luego por los gobiernos de la alternancia panista.
Aquí no se pueden repetir las frases que los represores frecuentemente usan “Muerto el perro, se acaba la rabia”. Desafortunadamente, continúan las prácticas surgidas en el autoritarismo. La mejor forma de mostrar que ya se acabó esa etapa es el compromiso serio por disminuir la impunidad, el respeto a los derechos humanos y la reivindicación plena para con los familiares y las víctimas.