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jueves, marzo 28, 2024

Minería: saqueo del siglo XXI

En pocos años el gobierno federal entregó en concesión 56 millones de hectáreas a empresas extranjeras, principalmente de origen canadiense para la explotación de minerales (primordialmente oro y plata). Las repercusiones que esto tiene son de varias dimensiones, no solo que forma parte de un proyecto neoliberal de capitalismo salvaje.

por Pablo Vargas González / DESDE ABAJO

Entre los 757 proyectos que el gobierno federal entregó al capital extranjero se encuentran principalmente regiones mineras de pueblos indígenas y campesinos pobres que no han podido aprovechar sus riquezas naturales en su beneficio, puesto que no solo siguen en la pobreza sino que ahora corren el riesgo del saqueo por parte de empresas trasnacionales. El territorio de Hidalgo no está exento de estos riesgos.

En pocos años el gobierno federal entregó en concesión 56 millones de hectáreas a empresas extranjeras, principalmente de origen canadiense para la explotación de minerales (primordialmente oro y plata). Las repercusiones que esto tiene son de varias dimensiones, no solo que forma parte de un proyecto neoliberal de capitalismo salvaje.

Se han entregado concesiones mineras a inversionistas en un momento de auge global y elevación de precios del oro y la plata. Lo que produce ganancias elevadas que no quedan en las comunidades ni mucho menos benefician a la población.

Ya que gran parte de esos territorios son ejidalesy la presencia de las empresas en las comunidades ha ocasionado conflictos sociales, además de la destrucción de bosques y selvas.

Pero esa riqueza trae consigo un alto impacto ambiental, territorial y social. Provoca devastación forestal y vegetal; expulsa ejidatarios, campesinos e indígenas de sus tierras y degrada el medio ambiente de forma irreversible, así lo han planteado diversas organizaciones comunitarias de México.

En esta nueva etapa, la minería está usando el método de tajo abierto, que consiste en la demolición de montañas enteras con dinamita. Los estallidos son de tal magnitud que pueden formar cráteres de varios kilómetros de extensión, según el tamaño del proyecto. Las toneladas de tierra que se remueven se trituran y con el uso de químicos, generalmente cianuro, se extraen los metales. Las compañías extranjeras vienen en busca del “nuevo Dorado” facilitado por este gobierno neoliberal.

Existen dos ejemplos que están generando una amplia movilización en redes sociales. Por una parte en la región wixárika (huichol), que incluye territorios sagrados en San Luis Potosí y otros tres estados (Jalisco, Nayarit y Durango), quienes exigen al gobierno federal, que declare una “moratoria” inmediata y, posteriormente, la “cancelación definitiva” de todas las concesiones de los proyectos mineros en Wirikuta.

En un documento previo, cuyos detalles son afinados y que se dará a conocer de manera definitiva el 21 de febrero, Día Internacional de la Lengua Materna, se demanda también al Congreso de la Unión crear una comisión que dé seguimiento tanto a este problema de los wixaritari (plural de wixárika) como a otras afectaciones de empresas mineras en diversos pueblos indígenas de México.

Por otra parte, el segundo caso se ubica en el estado de Veracruz: A sólo 2 km de la planta Nucleo-eléctrica Mexicana «Laguna Verde» se pretende arrancar la explotación de Oro y Plata encontrados en los municipios de Actopan y Alto Lucero, convirtiéndola en la única central nuclear en el mundo con una mina a dentro de la distancia de seguridad permitida por los estándares internacionales (16 km).

De ser permitido por la SEMARNAT (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) la explotación que se denomina «a cielo abierto», corre un peligro inminente a un accidente nuclear, ya que al operar esta mina detonará aproximadamente 6 toneladas de dinamita diarias provocando mini sismos que pueden deformar los mantos acuíferos que a su vez desequilibren la flora, fauna de la región.

Esta zona de la concesión minera comprende más de 19650 hectáreas para su operación se requerirá realizar grandes movimientos de tierra a razón de una tonelada de tierra por cada 0.2 a sólo 2 gramos de oro extraídos aproximadamente y como es común en otros proyectos similares eventualmente usarán mil litros de agua por segundo para obtener 28 gramos de oro (una onza). Este proyecto minero prevé una producción anual de 100,000 onzas de oro a partir del 2012 con una duración de 10 años según información publicada por la empresa.

Se trata de proyectos que en pleno siglo XXI son inadmisibles porque implican una nueva colonización similar a la del siglo XVI, donde el saqueo y la sobre explotación se da con la gracia del supremo gobierno en contra de regiones, comunidades y población. Es hora de pensar en proyectos de desarrollo local que beneficien a las personas.

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