por Luis Ariel Ortega
A la Sor Juana quien vestida de hombre, pero con el corazón de mujer, escribió y reclamó con tinta y sangre a los que acusan sin razón. A la Malinche quien con su lengua unió a dos mundos y desató furias a su alrededor. A la Corregidora quien corrió y corrió para avisarle al cura que era hora de romper las cadenas del sometimiento. A la Vicario, leona feroz, culta e inteligente, fuente de ideas revolucionarias. A la Maza de Juárez quien tantos hijos le dio a Benito, como tantos se le murieron, y aún así le seguía escribiendo “resiste”. A la Carlota quien con sus vestidos de reina, su amor por Maximiliano y sus sueños de emperatriz regresó a Europa totalmente loca, extrañando para siempre a México.
A las soldaderas quienes por el día acompañaban a sus hombres con un fusil, mientras por las noches curaban sus heridas y calentaban sus cuerpos revolucionarios. A las adelitas que inspiraron tantas canciones y corridos, a pesar de que siempre se iban con otro. A las madres de los estudiantes desaparecidos quienes en Tlatelolco danzan y lloran por sus hijos acribillados.
A la Frida y sus cuadros llenos de dolor y nostalgia por un Diego que pintaba la historia en Palacio Nacional. A la Doloresy su belleza pintada en el cine por un Indio. A la Félix y su porte de diva en canciones cantadas por un Flaco. A la Lolaque dicen que por las noches se le iba en puro llorar.
A las mujeres mexicanas, famosas y desconocidas, reinas y princesas, monjas, pintoras, cantantes y actrices. A la ama de casa, la estudiante, la empleada doméstica, la maestra.
A todas ellas, feliz día de la mujer mexicana. La historia también es de ustedes.