Muy pose la actitud de quienes alaban a Quadri por ser «el único que presentó propuestas en el debate». Una actitud ignorante al pasar de largo las propuestas en extremo capitalistas como la privatización del sector energético, o de corte fascista, como la creación de una policía tipo los carabineros de Pinochet o la guardia española de Franco, entre otras cosas que no hacen sino imitar los modelos de administración que tienen a Europa sumida en una horrorosa crisis económica y política. Y es peligroso pues existe una masa de indecisos que fueron convencidos por el aspirante de Nueva Alianza que, incluso, pretenden pasar por alto que se trata de la cara con bigote de Elba Esther Gordillo. Peligroso para AMLO, por supuesto, pues los indefinidos son a quienes el candidato del Movimiento Progresista apuesta para vencer a Enrique Peña Nieto.
En ese sentido, me parece muy claro que el vencedor de este primer debate lo definen quienes aún no saben por quién votar, y lo vieron esperando encontrar convencerse o desencantarse de alguien. Así, está claro que los indefinidos lo son porque no votarían por más de lo mismo, o sea, PRI o PAN, y sus alcances llegan a AMLO y a Quadri; más, aún habiéndose apantallado por el choro quadriesco, saben que el de Nueva Alianza es un pelele de Gordillo y votar por él, mínimamente, es echar su boleta a la basura. Empero ¿eso significa que AMLO habría ganado la preferencia de los indecisos? Sin duda de acerca a lograrlo, pero aún falta tiempo para saberlo de hecho.
En tanto, creo que López Obrador lo hizo bien. Si a algún espectador no se le hizo tedioso el debate como auguraba serlo, fue porque AMLO rompió con el formato al hacer a un lado las preguntas e ir «al fondo de las cosas»; y en esa estrategia, centró a Peña Nieto y en tres oportunidades, lo reventó (eso de «Ponce lleva ocho años en la cárcel y en cambio usted está aquí de candidato», fue genial). Quizá le falto aprovechar los temas para ampliar sus propuestas y anunciar que tiene buenos profesionales apoyándolo: Drucker, en Ciencia; Mondragón y Bátiz, en seguridad… sin embargo, apenas tuvo dos segundos para rematar en su última participación que Ebrard, De La Fuente y Cárdenas, le acompañarían en su gabinete.
Creo que un debate es como un musical. Siempre sales con una canción, una frase, una impresión, y eso es la que determina su éxito. Quienes digan que esperaban ver propuestas y etcétera, se están pasando de nobles. Un debate -dentro de lo que a esto se le pueda llamar así-, es para ver correr sangre y encontrar en el más raspado, al inevitable perdedor. Sobre esa lógica, ganó AMLO y perdió Peña.