En medio de la pelea entre estos dos monopolios mediáticos no está el derecho por la libertad de informar, sino la ambición de apoderarse de la plusvalía que producen sus áreas de inversión. De tal manera, es ingenuo pensar que en algo se ha de beneficiar el pueblo si decide apoyar a MVS/Slim/Aristegui ante el embate de Televisa/Peña Nieto
por Alberto Buitre
Televisa y Felipe Calderón están a punto de quitarle al consorcio MVS y a Carlos Slim, el usufructúo de la banda de transmisión de 2.5 Gigahertz que la dejaría sin la posibilidad de ofrecer servicios de internet por banda ancha móvil y televisión por microoondas. La empresa de Emilio Azcárraga Jean tiene todas las de ganar con un gobierno panista sometido y el de Enrique Peña Nieto hecho a su conveniencia, por lo que pronto se podría asestar un fuerte golpe al Grupo Carso, en beneficio a la alianza entre Televisa y Iusacell que apuesta al acaparamiento en la oferta de video, audio y datos en equipos fijos y móviles: el conocido “triple” o “cuádruple play”.
El gerente de MVS, Joaquín Vargas, ha dicho que el Gobierno presiona a la empresa con quitarles el usufructúo de la banda de 2.5 GHZ como un “chantaje” de Felipe Calderón, hasta que Carmen Aristegui se disculpe por haberle cuestionado su presunto alcoholismo. Así, MVS ha colocado en medio de la disputa la intención del Gobierno mexicano de coartar las “libertades” de la periodista y de ellos mismos como empresa de comunicación.
Sin embargo, en medio de la pelea entre estos dos monopolios mediáticos no está el derecho por la libertad de informar y expresarse, sino la ambición de apoderarse de la plusvalía que producen sus áreas de inversión. De tal manera, es ingenuo pensar que en algo se ha de beneficiar el pueblo si decide apoyar a MVS/Slim/Aristegui ante el embate de Televisa/Calderón/Peña Nieto, por mucho que esto justifique las ganas de joder la imposición del priísta en la Presidencia del país.
En la lógica del capital, los modos de producción sólo tienen a acumularse para segur generando plusvalía. No importa si esta se produce mediante ejercicios de crítica periodística, siempre y cuando ésta no ponga en riesgo las relaciones de explotación ni sus excedentes. Así ha funcionado MVS con Aristegui durante el calderonismo. Y antes en el foxismo, con el hoy anulado y antes primer lugar de audiencia, Grupo Monitor de José Gutiérrez Vivó. Claro está que el éxito de un monopolio rival, generará expectativas económicas, desatándose una batalla de amplio margen entre lo cual, lo político y gubernamental, es apenas un frente más.
Es cierto que MVS/Slim/Aristegui son objetivo de una campaña de presión por parte de Televisa a través del Gobierno de México. Es cierto que los constantes cuestionamientos de la periodista al presunto alcoholismo de Felipe Calderón y algunas críticas a las maniobras de su gobierno para beneficiar a los grupos de poder político y económico que lo llevaron a la Presidencia, fueron pretexto a las coerciones por parte de altos funcionarios contra la radiodifusora.
Es cierto que ha influido la confrontación de Arsitegui con Peña Nieto y Televisa durante la campaña presidencial, por lo que la maniobra asoma a un regalo adelantado a la próxima administración (¿?) priísta. Pero también es cierto que todo esto ha venido pasando desde hace año y medio y es hasta ahora, frente a la inminencia de perder su señal, que Joaquín Vargas, presidente del Consejo de Administración de MVS, ha salido a denunciar.
Ya su obediencia le costó despedir a Aristegui en el 2011. Pero tras una semana de negociaciones, la conductora volvió a su puesto de trabajo. Por su parte, Gutiérrez Vivó no corrió con la misma suerte y, en el 2006, MVS canceló el contrato con Grupo Monitor aún a sabiendas de que su falta de pago contractual con la radiodifusora se debió al ahogamiento económico a dicho grupo periodístico por parte del gobierno panista. Cosas ciertas que parece que hoy se olvidan por parte de quienes ven en el noticiario de Aristegui un oasis de libertad de información y no una llana herramienta de poder financiero. Y sin embargo, aún con sus obediencias y riesgos, esta vez parece que la radiodifusora no las trae todas consigo y luce inminente su desplazamiento en el mercado del internet móvil.
La lucha intermonopólica por la pluslvalía es así. Así como hoy actúa la alianza Televisa-Iusacell con beneficio del sistema en el espectro del triple y cuádruple play , MVS Comunicaciones así actúo en el espectro radiofónico al acaparar más del 25 por ciento de lo que en 1997 era el Núcleo Radio Mil. Hoy por hoy, MVS Comunicaciones tiene cobertura en el 90 {9e1ff1bee482479b0e6a5b7d2dbfa2de64375fcf440968ef30dd3faadb220ffd} de las estaciones de la República y buena parte de América Latina, mientras su división de televisión por cable cuenta con cinco canales emitidos. Esto sin contar, por supuesto, el lanzamiento en 2008 de Dish que compite directamente con Sky de Televisa en el servicio de TV satelital. Pero aún más importante es recordar que la mano operaria tras MVS es el Grupo Carso de Carlos Slim, monopolista mexicano y hombre más rico del mundo, apoderado de la red de telefonía nacional desde donde ha construido un imperio financiero a costa de un bien público.
¿De qué libertades estamos hablando? ¿A quién se defiende cuando se pretende defender a Aristegui y MVS? Gane quien gane en este pleito infame entre monopolios, el viejo estado de cosas continuará pues el problema no es quién tiene acumulado más poder financiero, sino que ya sea Televisa o Slim, las contradicciones naturales del capital seguirán haciendo más precarias las condiciones tanto de sus trabajadores como del derecho del pueblo a ser dotado de servicios de comunicación sin medidas de explotación. Pero queda claro que ese derecho no provendrá de los monopolios ni de quien les sirve, sino del pueblo mismo. Al menos en lo que respecta a medios de información, ya hay muchos ejemplos. Prueba de ello es esta medio que usted está leyendo.
@albertobuitre
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