Si Peña Nieto quería una persona ideológicamente afín a él para encabezar la promoción nacional de las políticas públicas por la equidad de género, tenía a su alrededor muchas priistas feministas valiosas, pero no, tuvo que elegir a su amiga.
por Tania Meza Escorza
Lorena Cruz Sánchez, la fracasada responsable del diseño y promoción de las políticas públicas en la entidad con más alto índice de feminicidio en el país, el Estado de México, es ahora la candidata oficial para dirigir el Instituto Nacional de las Mujeres.
“Fracasada” no es un insulto, sino una definición, ya que en el momento en que más mujeres morían asesinadas por motivos de género en su feminicida estado, Cruz Sánchez, entonces titular del Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social en el Edomex, no impulsó la transformación de su organismo en un Instituto Estatal, como ocurre en casi todos los estados del país.
Más contundente aún, en diciembre de 2010, cuando la cifra de mujeres víctimas de feminicidio llegaba a niveles internacionalmente alarmantes, Lorena Cruz Sánchez detuvo tajantemente el trámite iniciado por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, para que en el Edomex fuera declarada la “alerta de género” tal y como se señala en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Esta negativa tuvo como único fin cuidar la imagen de Peña Nieto, aún a costa de que siguieran siendo asesinadas decenas de mujeres mexiquenses.
Sin experiencia exclusiva en la defensa de los derechos de las mujeres (ya que en su cargo en Edomex debía combinar la promoción de la equidad de género con la atención del bienestar social) Lorena Cruz Sánchez está ahora enfilada para ser elegida como la persona con “mayor trayectoria” en la equidad de género, dentro de una lista de 18 aspirantes a dirigir el INMUJERES, en donde se encuentran algunos nombres de connotadas académicas, activistas y exfuncionarias, (ellas sí, con larga trayectoria en la lucha feminista) Al final, la terna quedó integrada, además de Cruz Sánchez, por la ex diputada federal del PRD y ex presidenta de la Comisión Especial del Feminicidio, Teresa Incháustegui Romero, y la directora de Vinculación de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), Milagros Herrera Buchanan.
El primer ataque de esta administración federal al INMUJERES comenzó cuando antes de asumir la presidencia, Peña envió una iniciativa de reforma al Congreso para integrar al INMUJERES a la Secretaría de Desarrollo Social, acción rechazada por la gran mayoría de las feministas en el país, ya que un logro de las activistas había sido que el Instituto Nacional fuera un organismo no sectorizado.
En ese entonces, Rosario Robles intentó cabildear con feministas de distintos ámbitos para neutralizar el descontento, pero no lo logró y finalmente el Instituto permaneció autónomo. Así pues, como un segundo y más certero intento por disminuir las facultades del Instituto, la llegada de Lorena Cruz parece inminente.
La agencia Comunicación en Información de la Mujer (CIMAC) recopiló diferentes voces de feministas que manifiestan su rechazo y preocupación ante el arribo de la candidata de Peña, entre ellas la de María de la Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, quien calificó como grave que en la terna final quedara una candidata que no llena el perfil necesario para dirigir el instituto. Recordó que el Inmujeres debe tener presencia ante organismos internacionales como la ONU y la OEA, además de ser referente de la política de igualdad a nivel nacional. En contraste –acotó–, Lorena Cruz no afrontó la imparable ola de asesinatos y desapariciones de mujeres en el Edomex.
Otra de las voces destacadas por CIMAC es la de la activista y ex diputada federal Martha Tagle, quien sostuvo que la “imposición” de Cruz Sánchez tiene como fin “bajar el perfil” del Inmujeres, luego de que Peña Nieto y Rosario Robles fracasaron en su intento por “debilitar” al instituto al querer sectorizarlo a la Secretaría de Desarrollo Social. Por su parte, la investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Alicia Pérez Duarte, manifestó su “consternación” por un proceso “antidemocrático” en el que fueron excluidas las voces de la sociedad civil.
Para quienes no están familiarizados con los movimientos de mujeres en México, el asunto llama la atención no por la imposición, sino por la manera en que las feministas alzamos la voz para exigir que la titular del Inmujeres tenga el más alto perfil, cuando ni éste, ni otros gobiernos de la república se han distinguido por colocar en el gabinete a las mujeres y hombres con mayor preparación y experiencia en cada cargo correspondiente.
Si Peña Nieto quería una persona ideológicamente afín a él para encabezar la promoción nacional de las políticas públicas por la equidad de género, tenía a su alrededor muchas priistas feministas valiosas, pero no, tuvo que elegir a su amiga (porque éste también es el gobierno de los cuates, no de las personas más preparadas), tuvo que designar a una funcionaria a quien las feministas del Edomex han acusado de tener una visión puramente asistencialista.
La imposición de Lorena Cruz parece inminente, pero no le será fácil desempeñar este cargo, porque desde todos los estados del país, las activistas la estaremos observando.
Como todos y cada uno de las Institutos de las Mujeres en el país, el Inmujeres es nuestro, es de todas, por eso luchamos primero por su creación, y luego por su consolidación y por su autonomía. A diferencia de otros sectores sociales, las feministas hemos apropiado para todas al Instituto Nacional de las Mujeres, cuya creación no fue ninguna dádiva ni concesión, sino el resultado de la lucha que las mexicanas hemos librado por nuestros derechos durante siglos.
@taniamezcor
FB: Tania Mezcor