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jueves, noviembre 21, 2024

Hell & Heaven Metal Fest: El infierno está en todos lados (Parte 2 de 2)

Foto: Chaba MR (lifeboxset)
Foto: Chaba MR (lifeboxset)

“Esta noche incendiamos los cielos de los ciegos…
aunque tal vez no sea suficiente para que ellos despierten… ”

– Demon of the Fall (“Nothing more but Flames”)

 Parte 2: el enfoque social

En la primera parte de este escrito, hablábamos de los grandes errores que tuvo la empresa Live Talent en la organización del que pudo haber sido un momento de gran trascendencia en la historia contracultural mexicana, el Hell & Heaven Metal Fest. Si bien una buena parte de la responsabilidad del fracaso del festival se debió a la falta de pericia de la organizadora, tampoco podemos caer en el enfoque estrictamente organizacional y pensar que nadie más tiene culpa en este momento fallido en la historia del Metal en México.

Desgraciadamente este tipo de acontecimientos, aunque en menor impacto, han acontecido desde siempre en este país. Si bien existen casos clásicos y ejemplificados de manera común de momentos fallidos para el rock en México (Queen en Puebla, Rod Steward en Querétaro), específicamente el Metal ha sufrido muchos más engaños y decepciones, tanto aquellos que no se realizaron, como aquellos que sí se materializaron pero fueron un completo desastre.

Por mencionar sólo un par de ejemplos en este siglo (porque en los noventa era pan de cada día), en enero de 2003 la promotora Metalipsis prometió llevar a Haggard y a Dark Tranquillity a Yucatán y terminó defraudando y huyendo de empresarios asociados, público y de las mismas bandas. Mikael Stanne, líder de DT, publicó la dirección particular del “promotor” Santiago Jiménez en internet y pidió que los fans fueran a su casa a pedirle su dinero; pero aún más penosa fue la situación de Haggard, quienes sí llegaron a México y sus 16 miembros se encontraron varados en el DF, sin hotel, sin comida, sin comunicación y sin mayor resguardo para sus instrumentos clásicos que sus propias manos (cuenta la leyenda urbana que, Asis Nasseri, líder de los alemanes, llamó por teléfono a los promotores de Dilemma para que los rescataran del aeropuerto, y en menos de una semana se improvisó un nuevo evento en la Ciudad de México).

En marzo de 2007, sucedió el que, hasta antes del H&H, era el momento fallido más sonado del Metal en México: el Full Metal Fest, organizado por el infame “Macoyin”, promotor de poca monta que tras tachar de traidores al movimiento a quienes se atrevían a insinuar que algo turbio había en su festival, al final cuando todo se vino abajo, trató de venderse como víctima de los codiciosos alemanes Sodom y finalmente terminó por desaparecer con el dinero de los Thrashers Mexicanos (y de paso acabó con el prestigio, credibilidad y ahorros del mítico Arturo Martín del Campo, “el Mai”, uno de los metaleros más influyentes y que más apoyó en su momento la difusión del Metal a través de la entonces naciente Web 2.0, pero que tras el fraude quedó en el olvido).

Estos vergonzosos ejemplos son muestra de que uno podría pensar que no hay nada nuevo ni sorprendente en una promotora de eventos inexperta, ineficaz o de plano corrupta, que termina por defraudar a un público esperanzado en ver a sus bandas favoritas. Entonces, ¿por qué en el caso del Hell & Heaven debería ser algo distinto? Las respuestas a las diversas teorías de la conspiración que afirman que la no realización del evento está más allá de la ineficacia de Live Talent, tienen argumentos que no podemos hacer a un lado:

El negocio

Vamos a suponer que el H&H hubiera sido un éxito y se hubiera llevado a cabo sin incidentes. Esto hubiera representado un nuevo panorama organizacional, pues de repente, muchos otros promotores se hubieran dado cuenta de que el Heavy Metal sí puede ser un negocio capaz de juntar a 80 mil melenudos que otras empresas como OCESA nunca han considerado un público relevante ni una inversión digna más allá de los grandes nombres (porque, por mera observación de la gente que interactuó en las redes del H&H, al menos la mitad afirmaba ir por las “bandas menores” y no por los Headliners). Hubiera colocado a Live Talent como una organización seria y con argumentos para competir en la realización de grandes eventos donde existe un oligopolio.  Por ello, a pesar de la presencia de patrocinadores como Corona, Telehit o Los 40 Principales (propiedad de Televisa, la misma empresa detrás de la promotora más grande de México), no es realmente tan ridículo pensar que OCESA metiera sus manos o sus influencias para frenar el evento: Que LT se la facilitó es una cosa, pero la negación de todos los inmuebles del centro del país (donde OCESA tiene prácticamente exclusividad) no deja de ser un dato sospechoso. Hasta aquí, la teoría de un bloqueo comercial por parte de un gigante, tiene cierto sentido.

El gobierno

Tal vez sí existió un bloqueo gubernamental, pero muy probablemente no por los motivos que la comunidad metalera ha estado afirmando en las redes de un “Gobierno Intolerante”: si bien históricamente hay puntos que apoyen dicha premisa de que se tiene la idea de que Nunca es bueno que los jóvenes se den cuenta de su poder de movilización, organización influencia y fomento a sus ideas de transgresión social, estamos en tiempos donde la corrupción y la avaricia económica son más fuertes que los ideales políticos… no me malinterpreten, sí creo que Eruviel Ávila es un gobernador ignorante, pero difícilmente me lo imagino a él o a sus asesores revisando el cartel indignados y yendo a misa a rezar por nuestras almas tras leer las letras de Deicide, Possessed, Brujería, Marduk o Carpathian Forest mientras en su iPod alguien de Comunicación Social diseccionaba el significado real del hereje Still Life de Opeth… No, este gobierno toma decisiones así por una cuestión política y de negocio, no de ideales: de ser cierta la teoría del bloqueo gubernamental, Eruviel y Mancera rechazaron el festival por arreglos comerciales con OCESA, mientras que en Hidalgo Francisco Olvera buscaba hasta la forma más mínima de congraciarse con el grupo político de Osorio Chong tras la misteriosa ruptura en su relación (tema de otra columna). Además claro, de que tanto en Hidalgo como en los estados del centro, OCESA opera todos los grandes centros donde el festival pudo haberse desarrollado.

La cortina de humo

Además, claro está, tampoco se pueden desechar del todo otras teorías como la supuesta amenaza del crimen organizado (aunque de haber existido, ninguna actividad se hubiera desarrollado ese fin de semana, no sólo el H&H) y la ya clásica del “Cortinazo de Humo” para que lo medios llenaran sus espacios sobre el festival y no sobre el excedente de 4 mil 500 millones de pesos en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto (y si usted mi querido lector, cree que las cortinas de humo son inventos de rojillos come niños, pregúntese qué pasaba en este país al mismo tiempo que la sobre reacción al H1N1 y el partido clasificatorio del Tri a Sudáfrica 2010, por poner sólo un par de ejemplos).

El prejuicio social

No podemos dejar de apuntar que si el Hell & Heaven se hubiera desarrollado sin contratiempos, esto hubiera ayudado a desmotivar la idea aun existente de que el Metal es música de violentos, antisociales y drogadictos… sí, suena a cliché barato y a grito contracultural anacrónico, pero si creen que es una exageración, quiero acentuar dos puntos. Primero: hay que recordar que sí hubo una solicitud previa de cancelación al gobierno de Edomex por parte de un grupo de vecinos de Texcoco preocupados por la “clase de gente” que llegaría a su municipio; y segundo: preséntenme a un metalero, sólo uno,  que, en la segunda década del siglo XXI,  no conozca a al menos una persona que piensa así del Metal; o que, en mayor o menor medida, no haya sido discriminado al menos una vez en su vida por ser parte de esta subcultura: en su familia, en su trabajo o escuela, en la calle, el transporte público, o por parte las autoridades.

Al final, más allá de estas teorías que reparten culpas de la cancelación de un evento que iba a tener tal trascendencia, hay dos aspectos que ofenden y hieren a la comunidad del Heavy Metal en México, con los cuales debemos quedarnos y debe servirnos a la reflexión más allá de todo el infierno del H&H:

Por el lado del gobierno y el negocio, lo que ofende no es su aplicación del reglamento ni el actuar de Protección civil, sino la más que evidente y descarada doble Moral con la que actuaron: sí, es cierto, todo indica que los argumentos de seguridad por los cuales cancelaron el H&H eran ciertos, pero, ¿en qué otros eventos han sido tan rigurosos con la ley? ¿Cuándo se ha visto semejante despliegue de elementos policiacos para parar un evento? ¿Dónde encontró Eruviel la calidad moral de hablar de seguridad cuando Edomex es el estado más violento de México? ¿Desde cuándo la Secretaría de Gobernación toma un caso de cancelación de un evento de entretenimiento en sus manos y a menos de 24 horas de acontecido? ¿Por qué si representaba una inversión no hubo otros inmuebles disponibles y existió un rechazo unánime por parte de los gobiernos de la zona centro del país? ¿Por qué no existe una regulación o intervención contra las prácticas monopólicas sobre lo que a todas luces es un caso de acaparamiento de inmuebles por parte de una empresa en México?

 

Pero a pesar de todo el grado de ignorancia, prejuicio, corrupción, incapacidad y desprecio hacia consumidores y sociedad que existe en el caso, el que personalmente más me ofende y me parece el peor de todos los infiernos del Hell & Heaven, es el propio: el del Heavy Metal como subcultura en México…

Después de que hemos sido desdeñados, atacados, prejuiciados, agredidos y burlados por enésima vez por parte de organizadores, sociedad, gobierno y otros grupos contraculturales, ¿saben qué es lo que los Metaleros vamos a hacer al respecto para evitar que esto siga pasando? Absolutamente NADA.

Hoy nos acabamos de dar cuenta de que NO somos pocos, NO somos unos marginales y hay con qué poder organizarnos como movimiento cultural, y aun así, nada haremos para evitar que nos vuelvan a pisotear. Por años esta música fue la receptora de aquellos que veníamos huyendo del Status Quo porque nos dejaron atrás, porque nos despreciaron, o porque no encontrábamos nuestro lugar dentro de ella. Y a pesar de que las nuevas generaciones de metaleros ya no llegan aquí por sentirse marginados, seguimos teniendo un miedo terrible disfrazado de furia hacia la sociedad. Hemos navegado con la bandera del cinismo y la apatía social, quejándonos del sistema que nos echó o del que huimos, pero sin mover un maldito dedo para tratar de cambiarlo. Por años hemos sido testigos silentes del abuso que sufrimos pero creemos que nada va a dañar nuestra nube idealista ni nuestros paraísos artificiales, donde creemos que una buena rola y una buena chela es suficiente para que no nos afecte lo que le pasa a nuestro país.

Hoy el sistema (empresas, gobierno, sociedad… a quien quieran ustedes culpar de este nuevo fracaso) se metió directamente con nosotros, con algo que nos duele y afecta lo que creemos. Y en vez de que aquellos que se mofan tuvieran miedo de hacerlo por no provocar a los “extremísimos metaleros”, nos hemos canibalizado, burlándonos de nosotros mismos, alegrándonos de que se hunda una oportunidad para demostrar de que somos legión, de que somos gente valiosa y que no somos los trogloditas que la normalidad piensa, porque es más fácil atacar a un reggaetonero, que ver nuestros propias carencias: nos jactamos de ser gente culta y despierta, pero nuestra perspectiva de la vida jamás parece pasar a la acción.

Hoy nos han incinerado nuestro paraíso: hemos recibido un golpe directo a lo que somos como contracultura y a pesar de ello, seguimos ciegos: nos sofocamos con el humo y aún así no despertaremos, somos incapaces de ver nuestros defectos como movimiento.

Hoy más que nunca, es un infierno ser metalero en México: no por todos aquellos que nos desprecian, sino porque, al parecer, no hay forma de despertarnos y ver que el mundo, el nuestro y el de todos, va en caída libre… y no haremos nada para tratar de salvarlo…

 

 

Vladimir Meza Escorza
Vladimir Meza Escorzahttp://vlack.mx
Melomaniaco. Cinefílico. Socioloco. Marketinsano. Políticonoclasta. Doctor en Ciencias Sociales. Analista de Medios, Opinión Pública, Marketing, Cine y Cultura de Masas, con enfoque social. Vocalista y compositor con 6 producciones discográficas y más de 20 años de experiencia en la escena. Hago música en: http://vlack.mx Hablo de cine en: https://facebook.com/nonotecapodcast

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