Temprano empezó un nuevo episodio de trifulca en el Congreso local, cuando las y los diputados del Grupo Universidad dentro de Morena intentaron este jueves aprobar en el pleno una reforma para eliminar el principio de mayoría relativa para cambiarlo por el de mayoría simple en todas las legislaciones por venir. Es decir, que ya no se necesitaran dos terceras partes de los votos de representantes presentes, sino únicamente la mitad más uno de quienes integran la Legislatura que, por supuesto, está en manos del bando morenista. Esto liquidaría cualquier oposición en los temas a discutir y todo quedaría bajo la aplanadora de quienes tienen diecisiete escaños de los treinta totales.
Con esto, la tribu Morena-UAEH pretende autorizar en el pleno una modificación a la Ley Orgánica del Congreso para quedarse con los tres años que dura la Presidencia legislativa, eliminando el acuerdo de repartir cada periodo a Morena, PRI y PAN, respectivamente. La iniciativa fue motivada en fast-track y en menos de las setenta y dos horas reglamentarias por la presidenta de la comisión de Legislación y Puntos Constitucionales, Roxana Montealegre, lo cual motivó el obvio enojo de quienes también integran esta comisión, pero no fueron convocados. No obstante todo quedó en intento de ruindad, por lo cual, al bando morenista, le urgía sacar primero la reforma de mayoría simple, para después arrebatar la presidencia del Congreso.
Todo este borlote propiciado por el actual presidente del Congreso, Ricardo Baptista, quedó en veremos puesto que desde altos mandos nacionales le ordenaron no hacer tonterías. Más tal fue su rabieta que puso candado a las puertas de la «sala del pueblo» y ordenó en un desliz monárquico que personas no identificadas –pero que afirmaban ser de seguridad del Congreso–, impidieran el paso al pleno de periodistas y asesores al recinto legislativo, violando por todo lo alto los Tratados, leyes locales y la misma Constitución que salvaguarda la libertad de prensa. Incluso pretendió dejar en la calle a estudiantes del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Hidalgo (Cecyteh) que eran invitados al cumpleaños del diputado del PRI, Julio Valera Piedras, argumentando que eran «grupo de choque». Y si lo eran o no, un Congreso bajo cadenas impidió saberlo.
Sin duda que los juegos de la política implican utilizar todos los medios posibles para ejercer el poder, pero, y en democracia ¿de qué valen la traición y el absolutismo? En la era de la cuarta transformación, el grupo de Morena en el Congreso local no ha entendido que los tiempos cambiaron.