Las tradiciones, la historia y la necesaria y urgente unidad del pueblo cubano ante las crecientes amenazas de la Administración Trump constituyeron hoy temas recurrentes en el discurso central por el aniversario 66 de la efemérides del 26 de julio.
En nombre de los agradecidos, como él mismo reconoció, habló el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien cerró el acto por la magna fecha acontecido en esta mañana en Bayamo, la capital granmense, cuna de la Nacionalidad, del Himno y de la Revolución que comenzó Céspedes.
Definió entonces a la historia como una palabra vital para sus coterráneos, y tal aseveración tuvo por ámbito, precisamente, donde todo empezó hace 151 años; y con ese legado como precedente reiteró su llamado a pensar como país ante retos como el reforzado bloqueo y prácticas incompatibles con el socialismo.
La celebración del nuevo aniversario de los asaltos a los cuartes de Bayamo y Santiago de Cuba fue ocasión propicia para el recuento imprescindible de hechos y el recuerdo de personalidades, entre quienes enumeró a los fallecidos, pero eternamente presentes como el Comandante en Jefe Fidel Castro, y a los sobrevivientes, un grupo de los cuales ocupó asiento este viernes en la principal plaza de Granma, repleta de asistentes deseosos de escuchar sobre las prioridades de la Cuba de hoy.
Díaz-Canel denunció ante el orbe la magnitud de las restricciones más recientes de la Casa Blanca, encaminadas a minar la economía nacional y a herir aún más a las familias de la Isla. Fue cuando alertó para los oídos de dentro y fuera de fronteras, que quienes vivimos en este país heredamos la tierra, pero también los machetes, en una clara alusión a que no nos amilanaremos ante la extraterritorial Ley Helms-Burton.
No nos entendemos, afirmó categóricamente el mandatario, frente a aquellos que pretenden retrotraernos al estado de cosas previo a 1959.
En esta conmemoración quedaron puestas sobre la mesa las estadísticas más actuales del daño causado a la Antilla Mayor con esa guerra no declarada.
Quienes así se comportan son ignorantes de una historia de 60 años y buscan a toda costa quitarnos la luz, el agua y hasta el aire, pero no, no nos entendemos, y solo habrá negociaciones sobre la base de iguales.
Conforme no dejó lugar a dudas al respecto, el principal orador de este acto recordó a su vez que con relación al pueblo norteamericano: “Están invitados permanentemente a Cuba. Nuestras puertas están abiertas…”
Ante su reiterada afirmación de Vamos por más, una política ya cotidiana en nuestra contemporaneidad, los aplausos no se hicieron esperar y ratificó que el 26 de julio será siempre una gran inspiración.
Trabajemos todos, instó, para hacer de cada día del almanaque un 26.
El mundo entero verá lo que somos capaces de hacer y el mundo nos acompañará, afirmó Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien reiteró su llamado a pensar como país.
Sin lugar a dudas, las actuales circunstancias obligan a los cubanos a un ritmo de avance superior y la defensa de la Patria pasa hoy, necesariamente, por acciones imperiosas como proteger sus escasos recursos. En esta batalla por la economía, la sobrevivencia y el futuro de este proyecto social todos tenemos nuestro rol. (Agencia Cubana de Noticias)