Ante las reiteradas advertencias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre un alegado fraude en los resultados de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, saltan las alarmas en el país.
Operadores del Partido Demócrata, analistas y medios de prensa de la nación norteña advierten a escasas semanas de los comicios, que el país avanza hacia un caos que alimenta la Casa Blanca.
La afluencia esperada de votos de personas ausentes puede provocar «una lucha amarga y prolongada por los resultados de los comicios», sostuvo recientemente Max Greenwood en el diario The Hill.
Crece el temor de que la demora en conocerse el voto por correo, tal vez más de una semana, y los esfuerzos del gobernante por sembrar dudas sobre ese tipo de sufragio calificado por él de fraudulento, deriven en una confrontación, en la cual milicias supremacistas blancas, entre otras que siguen al Ejecutivo, pudiera detonar confrontaciones civiles.
Si el abanderado republicano fuera dado como vencedor el 3 de noviembre luego de que los miembros de ese partido acudan en masa a las urnas, podría crear un espejismo que puede romperse cuando tal vez las boletas por correo den la victoria al binomio opositor Biden-Harris.
Estrategas de la campaña demócrata refuerzan su preocupación por la posibilidad de que los partidarios de Trump intenten votar dos veces, por correo y en persona, como sugirió el mandatario, lo cual según Greenwood haría que estas elecciones estén sumidas en la confusión y la incertidumbre.
Chris Gagin, abogado y asesor de la organización Republicanos por el Estado de Derecho, alertó que los estadounidenses tendrían que esperar días o semanas para conocer los resultados, lo cual pudiera provocar caos debido a las dilaciones provocadas por el uso del voto por correo que puede alcanzar el 40 por ciento.
La inquietud es creciente y justificada: los partidarios del mandatario, según pronósticos, serían quienes más irían a votar y un gran por ciento de los demócratas se acogerían al derecho de enviar su boleta por correo, algo que desde hace meses la Casa Blanca trata de fijar como un ejercicio «fraudulento».
El sitio www.vox.com apuntó que el mandatario incita a la violencia y señaló que «su público es de decenas de millones de personas. Sólo un pequeño porcentaje necesita actuar para perturbar severamente la política de este país». Eso pudiera convertir a Estados Unidos en un escenario de guerra.
Medios estadounidenses, sin importar su tendencia, y prestigiosos analistas admiten que algo terrible pudiera pasar en una nación que se precia de ser democrática pero que muestra una alta polarización.
El activismo pro Trump puede llevar a los estadounidenses a enfrentarse en luchas callejeras, más cuando hay un candidato de «la ley y el orden», con apoyo en esos sectores, que quiere perpetuarse en el poder o al menos seguir otros cuatro años.
Trump, antes de los incidentes de violencia policial en Kenosha (Wisconsin), rehusó condenar el comportamiento de esos grupos pues son parte de su base de apoyo y pueden salir a las calles para evitar su derrota, ya que una gran mayoría de previsiones sugieren que debe perder ampliamente en la votación por correo.
En este sentido, días atrás un convoy de sus partidarios en Portland atacó a los contramanifestantes con pistolas de pintura y gas pimienta, anticipo de disturbios más violentos. El presidente tuiteó un video de tal comportamiento con un pie de foto animándolos.
Aunque los retadores del mandatario fueran mayoría, su audiencia es de decenas de millones de personas. Sólo un pequeño porcentaje necesita actuar para perturbar severamente la política de este país, según J. M. Berger, un experto en extremismo violento de la red de investigación VOX-Pol.
«No parece que tengamos ningún actor institucional que esté dispuesto o sea capaz de poner freno a su retórica, así que es difícil imaginar que esto no empeore mucho, mucho más para el día de las elecciones», acentuó.
Según la publicación de www.vox.com, el presidente tiene una larga historia de incitación al desorden. «Si ves a alguien que se prepara para lanzar un tomate, golpéalo, ¿lo harías? En serio, ¿vale? Sólo golpea sin piedad. Te prometo que pagaré los honorarios legales», dijo a sus seguidores en 2016.
Agrega el sitio que «estamos pasando por un período especialmente tenso en la política estadounidense, con unas elecciones de alto riesgo en menos de dos meses y brotes de violencia callejera en varias ciudades. En tal atmósfera, el hábito de Trump de involucrarse en la retórica violenta va mucho más allá de jugar con fuego», advirtió.
Las aprensiones crecen cuando medios nacionales señalan que a juzgar por sus tuits y la programación de la Convención Nacional Republicana, el presidente cree que el caos que se desarrolla en las calles es bueno para su reelección.
«Él piensa que esta es su salida, dado que la recuperación económica es lenta y el Covid-19 interminable», dijo Cas Mudde, un profesor de la Universidad de Georgia que estudia la política de extrema derecha.
El asesor de Trump, Kellyanne Conway, admitió a Fox News que esta es la lógica en juego. «Cuanto más caos y anarquía y el vandalismo y la violencia reina, mejor es para la elección muy clara sobre quién es el mejor en la seguridad pública y la ley y el orden».
Los acontecimientos de los últimos días indican que Trump no condenará la violencia pues sería un reparo a sus seguidores.
Todo es más preocupante cuando el mandatario dice a medios de prensa que si los demócratas consiguen la Casa Blanca, la nación experimentará «disturbios como nunca se han visto», un reflejo más de su apuesta a continuar en el poder de cualquier forma.
Trump dejó claro desde el primer día de su presidencia que no cree que pueda ser expulsado de su cargo de manera justa. Esto es algo que dice mucho y dirá de manera peligrosa. «La única forma de perder», insiste, «es si las elecciones están amañadas». (Por Luis Beatón / Prensa Latina / DESDE ABAJO)