Morena se desfondó muy rápido y la culpa de todo la tienen quienes lo dirigen; desde Mario Delgado Carrillo, presidente nacional de ese partido, hasta Andrés Caballero Zerón, quien funge como presidente del Consejo Estatal de Regeneración Nacional en Hidalgo, pero dirigente de facto de esa organización. El reclamo de las bases morenistas hidalguenses es muy claro: entregaron sus candidaturas al Grupo Sosa, que, como en el 2018, se llevó de nuevo casi todas las nominaciones a los Congresos estatal y federal. Esto, en complicidad con el Partido del Trabajo, la más reciente adquisición del clan que lidera G.S.C, preso en el penal federal del Altiplano, acusado por corrupción y lavado de dinero. De modo que las huestes de la «4T» han amenazado con retirar su apoyo a Morena, o sea, a quienes resultaron de una imposición cupular, fenómeno concurrente en todos los Estados de la República donde hay elecciones y la operación de compra-venta de candidaturas se repitió. El único resquicio de participación para el morenismo se halla en Mixquiahuala, centro de operaciones de la candidatura de Simey Olvera Bautista, quien busca reelegirse como diputada federal por el distrito tres con sede en Actopan. Así, la conocida «Paloma de Morena» contó con la presencia de la secretaría general de su partido, Citlali Hernández, así como de nutridos grupos del obradorismo en el Valle del Mezquital, quienes han organizado la desbandada a favor de quienes consideran es la única nominación real de la cuarta-transformación. Además, la diputada federal es bien vista por los dos líderes de su distrito: el alcalde de Mixquiahuala, José Ramón Amieva; y la presidenta municipal de Actopan, Tatiana Ángeles. Por tanto, es la única nominación en Morena con posibilidades reales de triunfo.