La CNTE quiere, a fuerza, que El Mexe tenga internado. La escuela reabrió, pero en un sistema escolarizado. El magisterio disidente se niega a aceptar esa modalidad. Creen que es viable que el Estado cargue con el costo de dar vivienda, comida, trabajo, educación, salud y mantenimiento a jóvenes del campo y los comercios. Que México goza de las condiciones sociales, económicas y materiales para financiar ese modelo. Pero no. No es ese país. Ojalá lo fuera. Que no hubiera pandemia, ni que el neoliberalismo nos hubiera dejado en girones.
Sin embargo, de buena voluntad, la propuesta del gobierno de López Obrador ha sido acoger a la Normal bajo el modelo de las universidades para el bienestar. Y aún más: dejó que su comunidad delineara los planes de estudio. Es decir, dejó en manos de la CNTE el perfil ideológico de la currícula. Pero no bastó. No fue suficiente recuperar a la Luis Villarreal del estigma. No fue suficiente desenterrarla y devolverle su estandarte. La CNTE quiere que el tiempo de media vuelta. Que se levanten las piedras y regrese Genaro Vázquez. Entonces tomaron las instalaciones para exigir que AMLO gire el reloj de arena. Para ellos, la reapertura de El Mexe no es la vuelta a clases sino la vuelta del viejo internado. No quieren compartir el espacio con la Universidad Politécnica Francisco I. Madero. Pero el Presidente habló claro desde Chiapas y dijo que, con chantajes, no. Y contra eso la CNTE no podrá. Lo saben.