PACHUCA — El diputado local del Partido del Trabajo por el distrito de Ixmiquilpan, Edgar Hernández Dañú, presuntamente intentó violar a una joven identificada como «Mariana», pero, al encontrar resistencia, quiso ahorcarla, la pateó y desprendió parte de su cabello; luego, el aún legislador amenazó a la víctima, exigiéndole que no lo denunciara. Esto ocurrió en el departamento del legislador en el barrio San Nicolás, Ixmiquilpan, el pasado 19 de noviembre, cuando ambas personas, más el equipo de trabajo del agresor, regresaban de un baile del cantante Gerardo Ortiz celebrado en Pachuca. Los hechos descritos se apegan a lo relatado en una nota firmada por Antonio Reyes, periodista del diario Criterio, el 7 de diciembre pasado.
El reportero aunó exhibiendo que Hernández Dañú intentó sobornarlo para evitar que publicara la nota por miedo a «el desmadre que de esto se viene». E informó que no es la primera vez que el diputado petista agrede a una mujer. Explica que un trabajador de la alcaldía de Ixmiquilpan conoció el caso de «Fernanda» a quien el legislador habría atacado y que, al igual que con «Mariana», la «persuadió» para que no lo denunciara al Ministerio Publico, alegando que «tiene relaciones con el personal del lugar».
En un comunicado publicado en su página de Facebook, Hernández Dañú argumentó que es inocente porque no existe una denuncia en su contra. Dijo: «Seguro estoy de nunca haber incurrido en una falta como la que se me acusa, pues ni como diputado o ciudadano he enfrentado nunca algún proceso legal». En su defensa, el legislador ocupó como coartada que, al no haber denuncia, entonces los hechos no ocurrieron. En ningún momento negó lo ocurrido con base en el tiempo, a la víctima ni a las acciones, sus acciones, relatadas en la nota del reportero Antonio Reyes. Se limitó a decir que «de haber sido verídicas todas estas injurias, hoy existiría una carpeta de investigación en mi contra». Es decir, cree que sin demanda, no hay delito.
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Por supuesto, que no exista una demanda en su contra de ninguna manera significa que los hechos son falsos. Las victimas de violencia y, en particular, las mujeres que sufren una agresión sexual, cargan con las secuelas de lo ocurrido. Aún más, tratándose de un personaje involucrado en política, es común que las agredidas tengan miedo a demandar a causa de las posibles represalias por parte del agresor o de las personas vinculadas a él. El recelo se agrava al formar parte de una misma comunidad. En ese sentido, aplican todas las condicionantes de la violencia de género, tanto por el acto delictivo mismo, cono la violencia generada en el contexto comunitario.
«Mariana» podría no denunciar. Sin embargo, esto no deberá ser excusa para la impunidad. Se trata de un diputado, o mejor dicho, de un señalado por agresión sexual ocupando una curul en el Congreso del Estado. El personaje goza de fuero, de la protección de un Partido y de cierto entorno que pervive de su limitado poder. La responsabilidad recae en las autoridades judiciales y políticas hacia las cuales Hernández Dañu está sujeto. La Legislatura de la que forma parte debe llamarlo a cuentas. Las diputadas y diputados deben exigir su renuncia y someterlo a escrutinio. ¿O podrán tolerarse a sí mismos trabajando al lado de un sujeto que arrastra consigo al menos dos víctimas de violencia, según lo consignó el periodista Antonio Reyes? Y si existiera alguna duda y presunción de inocencia, aún suponiendo que los hechos no ocurrieron como se relata en el diario, ¿pasarán de largo sobre su responsabilidad? ¿No es su deber ponerse siempre del lado de las víctimas? Cabe establecer que el reportero afirma tener pruebas de la agresión. Que la mujer agredida tuvo que huir del Estado. Tras la curul que ocupa Hernández Dañu se implican dos mujeres que estarían sufriendo los estragos de sus ataques y amenazas.
Si existe un momento para que las diputadas y diputados demuestren que tienen un compromiso real con las mujeres de Hidalgo, es este. Si existe un momento para pasar de las palabras a los hechos en materia de género, es este. Si existe un momento para probar que tienen una vocación de justicia, que están en contra de la violencia contra niñas y mujeres, como tanto lo han pregonado en tribunas, foros y en redes sociales, es este. Es su oportunidad para capitalizar sus discursos. Para exhibir que son más que retórica. Que quienes les votaron, sobre todo las mujeres, pueden confiar en sus representantes. Porque éste no es el único caso que habita en esta Legislatura y ellas, ellos, lo saben.