MÉXICO — El presidente López Obrador anunció que visitará Cuba en mayo, como parte de una gira que incluirá a algunos países de Centroamérica. Desde ya, el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresó su beneplácito por el eventual arribo de su colega mexicano. Será la ocasión en la que AMLO devuelva la cortesía dada por su par cubano, cuando fue invitado especial a la conmemoración en septiembre de 2021 para el aniversario de la Independencia de México. Y, aunque no hay fecha específica para el encuentro, las expectativas están puestas.
¿Por qué López Obrador escogió Cuba para visitar? La gira que incluirá a Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice tiene el objetivo de verificar los proyectos de desarrollo que México mantiene en conjunto con los gobiernos de esos países, principalmente, «Sembrando vida», el proyecto de AMLO que combina reforestación con reactivación económica que ha aplicado en el sureste del país. Pero está claro que la Mayor de las Antillas no forma parte de esa iniciativa, por lo cual, las razones de la visita del presidente mexicano a La Habana tiene una connotación política innegable.
Por un lado, es pública la adhesión de AMLO a la lucha contra el bloqueo económico y comercial que enfrenta Cuba desde hace sesenta años. Ha denunciado esto en sus discursos y en ellos ha apuntado su dedo sobre la responsabilidad del presidente de Estados Unidos, Joseph Biden. Por otro lado, el mexicano está interesado en la conformación de un bloque político continental para enfrentar el asedio de la ultraderecha financiada por Washington y por Madrid, cuyos estragos se sienten en Ciudad de México.
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La alianza progresista que López Obrador sostiene con Cuba y que tiene réplica con su «querido amigo» Alberto Fernández, presidente de Argentina, tendrá un empuje con el posible retorno a la presidencia de Brasil de Luiz Inacio Da Silva quien, junto a la dirigencia del Partido de los Trabajadores, estuvo en la capital mexicana a finales de febrero. Ahí, Lula atestiguó el encontronazo de AMLO con el Parlamento Europeo, al cual, el mexicano llamó «borregos», «hipócritas» y los acusó de conspirar contra su Gobierno. El fondo de este conflicto es la reforma energética que impulsa la llamada Cuarta Transformación, iniciativa que pisa intereses sensibles de los monopolios españoles. El episodio enmarca la misiva fechada el 9 de marzo enviada por Fernández su par mexicano, en donde pide apoyar a Lula para conformar el tridente progresista México-Brasilia-Buenos Aires.
A este bloque hay que añadirle La Habana. Ahí se libran la mayoría —sino es que todas— las batallas contra la derecha internacional, cuyo padre es el imperialismo estadounidense. Esto lo saben AMLO, Lula y Fernández. Contra la isla cargan todos los días los grupos fascistas con sede en Washington y en Madrid, los mismos que han ocupado a México, Brasil y Argentina como bases de operaciones. Esto explica que es inviable pelear a solas contra el asedio de la ultraderecha. La lucha tiene varios frentes, repartidos en todo el continente americano. Es imprescindible tejer una estrategia común. Cuba lo entendió hace muchos años, algunos de los cuales, le tocó librar como una Numancia todas sus batallas comandadas por Fidel Castro. Hasta que de repente llegaron Chávez, Evo, Néstor y Lula. Los primeros ya no están. Lula regresó. Y ahora es el turno de López Obrador y de Fernández.
