Ocho o diez mesas con sus sillas dispuestas en el lobby del recinto legislativo, una tanda de café de grano más bocadillos variados, en público expectante y la iluminación a tope sobre un salón que en más ocasiones ha servido de escenario para trifulcas, discusiones y una que otra tensión política. Todo ello compone el cuadro del «Café Literario» que desde hace veinticinco ediciones, mes tras mes, presenta una buena selección de arte local entre los muros del Congreso del estado. Su responsable, la diputada Elvia Sierra Vite, presidenta de la Comisión de Cultura, no oculta su emoción. Es el último aplauso, antes de decir adiós.
Tras de sí, y frente al público que la escucha, un templete sostiene la gran escenografía escrita en letras brillantes sobre un fondo auriazul «…Voces e imágenes de Hidalgo» que bien expresan lo que aquí ha ocurrido. No sólo en lo artístico, sino también, y sobre todo, en lo político.
Sierra Vite agradece a las personas asistentes. La diputada, en dos meses concluirá su periodo legislativo y, con ella, se acabarán los cafés literarios que por primera vez se organizaron en el Congreso local. En su discurso, asegura que seguirá trabajando por la cultura donde esté. De frente, la escucha un pequeño grupo de representantes electos que, al tiempo de que se marche, asumirán el mismo asiento que ella, tal como ha ocurrido desde hace 65 legislaturas atrás. Los mira y, como donde dije digo, expresa el deseo de que su iniciativa continúe. Sa da tiempo para una sonrisa. Luego, baja del escenario por penúltima vez.
Esta edición presentó una selección de tres episodios artísticos: primero, lecturas de poesía y narrativa a cargo de tres personas ganadoras de los premios estatales de literatura; después y en intervalos, el ballet folklórico alternativo Antexi compuesto por cuatro bailarinas que ofrecieron tres piezas de son veracruzano en un montaje llamado «Mujer, madera y son»; y, por último, una puesta de seis impresiones a cargo del mismo número de fotoperiodistas hidalguenses de reconocida trayectoria, sobre diversos pasajes actuales que han sido noticia en el estado.
Fotos y sonrisas entre las cuales también hubo lugar para algunas reivindicaciones artísticas. En su oportunidad en el micrófono, el escritor Jovany Cruz, ganador del premio estatal de poesía Efrén Rebolledo 2023 —«aprovechando el espacio», aclaró en un tono cordial, casi jocoso—, pidió al Congreso la construcción de un fondo editorial estatal. Dijo que en Hidalgo hay bastante creación literaria y no faltan los esfuerzos editoriales independientes que ofrezcan un menú de letras locales; «pero faltan espacios», dijo.
Y sí, puede ser. Tan sólo en la capital del estado hay tres ferias del libro consideradas importantes. Una de ella, es la del Gobierno, dirigida más bien a un público infantil y juvenil. La otra, es la de la Universidad del estado, muy grande, donde los monopolios editoriales son los que figuran. Y la otra, es una independiente, organizada por la librería Lavanda, en la comunidad de El Tezontle. Hasta allá es donde las plumas autónomas encuentran un templete para sus obras. Muy pocas, sí. Y además, nada de dinero público para financiar ediciones. O muy poco. Casi nada. Nada más lo que se va para editar los premios de poesía y cuento. Poesía política que tal consigna salió de la voz de uno de sus ganadores, voz que leía sus propios versos.
Buena manera de cerrar las ocasiones informales del café literario. El próximo 16 de agosto concluirán sus ediciones, con una bohemia de cantautores y cantautoras del estado, entre quienes estará el huasteco Jaime Flores Monterrubio, autor de Amor Gitano, de Beyoncé. Un buen marco en el cual Elvia Sierra dirá adiós. Ha sido una política pulcra y comprometida con su tarea. Con seguridad, ahí estarán también quienes podrían tomar la batuta en la próxima legislatura para los siguientes ediciones del «café». Que quizá ni se llame así; o que quizá resalte otras artes; o que quizá se concentre en replicarlo en otros territorios de Hidalgo; o que quizá ni se vuelvan a hacer… Por lo que sea, la historia dirá que aquí ocurrieron, en el mismo lugar donde ha corrido la sangre de enemigos políticos, se abrió el Congreso para el arte, veinticinco veces ya. En efecto, un esfuerzo para aplaudirse.
