Al ser electa como la nueva presidenta del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, Luisa María Alcalde Luján, tiró un decálogo dirigido a quienes gobiernan los estados y municipios del país habiendo emanado de ese Partido.
Ni tarda ni perezosa, la nueva líder morenista sentó las directrices de lo que han de ser los gobiernos de su Partido, apenas tomó protesta en el encargo que habrá de asumir formalmente el primero de octubre, al día siguiente de que concluya el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el cual, Alcalde se desempeña como secretaria de Gobernación, ni más ni menos.
En ese decálogo, la dirigenta incluye que todos los gobiernos emanados de Morena deberán («deberán», o sea, no es opcional) tener gabinetes paritarios; es decir, al menos la mitad, mujeres.
Esto es un tiro directo contra los hombres que gobiernan gracias a Morena y que quieren pasar por alto la paridad en sus gobiernos, designando mujeres en puestos mejores o institutos que no forman parte del Gabinete.
Uno por uno, Alcalde Luján mandó que, primero, quienes gobiernan por Morena se deben al pueblo y deben realizar audiencias públicas semanales.
Segundo, que cuando exista una decisión difícil se deberá consultar al pueblo.
Tercero, que se informe de manera periódica y con total transparencia, el destino de los recursos públicos.
Cuarto, austeridad republicana. Erradicar privilegios de cualquier persona funcionaria y que nadie podrá ganar más que la presidenta de México.
Quinto, intolerancia a la corrupción y que se deben implementar mecanismos para combatirla y castigarla. Aquí, Alcalde agregó: «no hay cabida al nepotismo, al amiguismo, al influyentismo ni a los aviadores».
Sexto, el mismo número de hombres y de mujeres en los equipos de gobierno. Con oportunidades para las juventudes.
Séptimo, que todos, todos, los proyectos y programas públicos deben estar enfocados en las personas pobres.
Octavo, repudio a la privatización de los servicios públicos. «Se protegen y se mejoran». Además de que se respetará la naturaleza por encima de los intereses privados y las inmobiliarias.
Noveno, cero represión. O sea que no debe utilizarse «en ningún caso» a las policías para reprimir al pueblo. Además que loe gobiernos morenistas no se involucren con el crimen organizado.
Y décimo, que el poder se ejerce con humildad. «No hay espacio para banalidades».
De acuerdo con la nueva presidenta de Morena, este decálogo será firmado a partir de primero de octubre y, durante los primeros cien días a partir de esa fecha, lo firmarán todas las personas que gobiernen en los estados y municipios de México, emanadas del partido Morena.