Ejerzan el poder con humildad, carajo

Las palabras de la presidente Claudia Sheinbaum retumban en un cúmulo de políticos acostumbrados al lujo: «el poder se ejerce con humildad». Una frase sencilla que, sin embargo, puede ser muy difícil de asimilar. No por su complejidad sintáctica; sino porque Morena y sus gobiernos están repletos de hombres y mujeres acostumbradas al lujo. Personas que por un lado firman los decálogos de austeridad, pero no ocultan que le tienen más amor al dinero que al pueblo.

Además, no se trata nada más de dinero. «El poder se ejerce con humildad» tiene que ver con una actitud política. No es un asunto de austeridad, nada más; sino de tener los pies en la tierra. De no hacer negocios con la función pública; de no beneficiar a familiares con proveedurías; de no darle los cargos públicos a los amigos; de no usar los recursos públicos, materiales y humanos, para beneficio personal; de no tolerar las incompetencias y de saber corregir los errores a tiempo, sin temor a los «costos políticos». El poder con humildad es, pues, hacer lo correcto porque es lo moral y porque —faltaba más— es lo responsable.

Pero si encima de no hacer todo ello, también te gusta irte de vacaciones a Lisboa, Las Vegas o Barcelona, entonces no tienes cabida en un movimiento que llegó al poder pregonando y prometiendo todo lo contrario. Para ti hay un lugar en el PRI, en el PAN o en Movimiento Ciudadano. Ahí, con toda tranquilidad podrás vivir según tus ambiciones. Pero si te quedas en la 4T con esa actitud, entonces le estás mintiendo a millones de personas empobrecidas que creyeron que decías la verdad al firmar «no mentir, no robar, no traicionar». Y por si fuera poco, también le estás mintiendo a la presidenta.