Es un hecho que las circunstancias han vuelto a juntar al aún priísta, José Antonio Rojo García de Alba, con su amigo y excompañero de partido, hoy en Morena, el gobernador Julio Menchaca Salazar, si es que alguna vez caminaron por separado realmente.
A principios del mes de julio, la prensa local dio cuenta de que el menor de la dinastía Rojo abandonaría el barco tricolor para sumarse a una nueva militancia en Movimiento Ciudadano. Las versiones tomaron forma cuando trascendió que las charlas en Ciudad de México iban muy avanzadas entre los hermanos Rojo García de Alba y el senador Luis Donaldo Colosio Riojas. Y sí, esas reuniones existieron; sin embargo, es la hora en que el de Huichapan aún no se pone el chaleco naranja, aunque quizá sea cosa de tiempo y de esas cosas que, en política, no son sencillas y que deben acordarse en más de tres cafés.
Lo que sí es que José Antonio Rojo García de Alba mantiene muy informado al gobernador Menchaca Salazar de sus avances en Movimiento Ciudadano.
De modo que, al tiempo en que trascendía el paso del José Antonio del PRI a MC, propios y extraños confirmaron sus visitas al cuarto piso del edificio de Gobierno del Estado, sobre todo, en altas horas de la madrugada. Esas mismas voces aseguran que tales reuniones siguen ocurriendo; que son frecuentes; que son importantes.
De momento, hay sobre la mesa hay dos escenarios posibles para Rojo García Alba. El primero tiene qué ver con su incorporación a Movimiento Ciudadano.
El mandatario ve en su amigo José Antonio a un activo importante para contener y medrar a sus adversarios. La idea es hacer crecer a ese partido y así ganarle el juego opositor al PRI, al PAN, al PT y, de paso, al Partido Verde, que sigue en manos de Cuauhtémoc Ochoa Fernández, quien continúa bajo las órdenes de Miguel Ángel Osorio Chong, antiguo y reconocido adversario del gobernador Menchaca, desde que el exsecretario de Gobernación, siendo gobernador, se propuso obstaculizar la carrera política del hoy morenista. Debilitar a la oposición, asegura la continuidad de la 4T en Hidalgo, y dentro de éste, del proyecto menchaquista.
Pero, en política, no hay sorpresas sino sorprendidos. Y uno de los grandes talentos de Julio Menchaca es la previsión de escenarios. Una característica de su alma de jurista.
En ese sentido, prevé el gobernador en José Antonio Rojo a un importante aliado si es que, de alguna extraña manera, se le sale de las manos la elección de candidata o candidato dentro de Morena para la sucesión gubernamental. Esto es, que la candidatura caiga sobre mujer u hombre adversario a él, a saber, el mencionado senador Cuauhtémoc Ochoa; el delegado del Bienestar, Abraham Mendoza; o hasta Nuvia Mayorga, quien se perfila para ser la carta del Partido Verde en una negociación nacional de la alianza con el morenismo, en ese año cuando, además de Hidalgo, se definirán cinco gubernaturas más.
Por supuesto, es muy difícil que el gobernador Menchaca no tenga el control de su sucesión. Más aún, cuando su relación con la presidenta Claudia Sheinbaum vive un momento estelar y quien, a su vez, dejaría en manos del mandatario la conducción del proceso interno y, por tanto, de lo que vendría después de él.
Pero, de nuevo, en política los tiempos no se dan; se construyen.
El segundo escenario para José Antonio Rojo es su incorporación al gabinete estatal. Se volverían a juntar los dos políticos que hilaron una mancuerna exitosa en la LIX Legislatura del Congreso local y con la cual, el marco jurídico estatal avanzó sobre varios temas en materia de derechos humanos.
El medio término de su sexenio es un excelente momento para incorporar agentes de sobrada capacidad y de su entera confianza, para trazar, tanto el cierre de su gobierno, como la mencionada sucesión. Y José Antonio Rojo conoce de política interna como pocos. Además de que su posible adhesión a la administración estatal, fortalecería una alineación que desluce con ciertos elementos que no han estado a la altura de lo que el gobernador demanda.
Como sea, las charlas en cuarto piso continúan. Y, de momento, lo que sí parece un hecho es que, en la hacienda de los Rojo García de Alba, están a punto de descolgar los estandartes del PRI.
