Con más de catorce años en circulación, el periódico La Crónica de Hidalgo dejará de circular. Así lo anunció su hasta hoy director editorial, Andrés Torres, y con él también bajan la cortina un grupo de periodistas y personas trabajadoras de este medio de comunicación que ayudaba a alimentar el quehacer informativo del estado.
Siempre es una pésima noticia cuando cierra un periódico. Lo motivos de la interrupción de La Crónica de Hidalgo no son públicos, pero es cierto que, en Hidalgo, como en cualquier parte del mundo, cada vez es más difícil sostener la economía de un medio de comunicación si éste no cuenta con el respaldo de un poder empresarial. Y si bien le va, sus filas se reducen a tal grado que las redacciones desaparecen, el rigor periodístico se diluye y todo cede su paso a la viralidad de las redes sociales, esa que aumenta las métricas y que tanto le gusta a los monopolios digitales para poder meternos publicidad a modo.
Quizás esta no sea la razón del cierre de La Crónica; pero de todos modos no es lo más importante. Personalmente lo siento por el grupo de periodistas que se quedan sin trabajo, ojalá, que de manera temporal. De por sí en Hidalgo llevamos un tiempo de crisis mediática. Poco se respeta el trabajo periodístico; poco se invierte en medios; pocos derechos tenemos ganados quienes hacemos periodismo y la libertad de información sigue en entredicho. Un abrazo, pues, para quienes siendo colegas, están pasando por esta situación. Algo tiene que cambiar.