Leodegario Hernández Cortez nació en la comunidad de San Pedro, municipio de Huazalingo. Su biografía está ligada a los movimientos sociales, desde la cuna. Pero los movimientos sociales, en serio, allá en la Huasteca, donde las comunidades dieron su vida exigiendo justicia y democracia. Por eso es justicia poética (y política) que alguien como él sea el presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de Hidalgo.
Y en estas épocas en las cuales nos regodeamos en la historia por el hecho de que ha llegado un indígena a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, luego de 160 años, en la persona del oaxaqueño Hugo Aguilar Ortíz, es justo (valga la alegoría) reconocer que, antes que el ministro mixteco, hubo un huasteco presidiendo un tribunal.
Hernández Cortez brindó este miércoles su segundo informe al frente del TEPJH. Más allá de los números, resaltan hechos que valen por sí mismos:
Un trabajador del Tribunal —no un abogado de traje y zapatos lustrados; un trabajador real, de rostro curtido, playera de algodón, al mando de un diablito—, agradeció así a quien es el presidente y su jefe en turno: «Una cosa que me impactó, es que lo primero que hizo que se bajó el sueldo. Eso nadie lo había hecho antes. Que nunca cambie su forma de ser».
Otra trabajadora del área de administración, destacó: «Ahora contamos con espacios iluminados para trabajar y baños dignos».
Otro, no dudó en decir qué ha sido lo más importante: «Nos subió el sueldo. Antes sólo era para unos privilegiados. Pero él nos subió el sueldo a todos».
El presidente de un tribunal que se baja el sueldo para subírselo a la base trabajadora. El presidente de un tribunal que llevó el estrado a la calle. Que visitó municipios y comunidades para orientar —él mismo; no con empleados o encargados— sobre justicia. Alguien que nunca esperó a tener reflectores sobre sí para presumir austeridad o cercanía con el pueblo.
Si eso no es un ministro popular, entonces que resucite Benito Juárez y nos lo explique.
Para muestra, que quede registro de esto que dijo durante su informe:
«A muchos y a muchas aquí presentes les conozco desde hace veinticinco años, cuando era difícil luchar; soñar con democracia y libertad. A muchos y a muchas les conocí en la calle, en las marchas, en las plazas públicas, en el movimiento para que los triunfos electorales se respetaran, teniendo frente a nosotros instituciones cooptadas por el poder en turno y con consigna para cometer injusticias de toda índole (…) Y ahora que he tenido la oportunidad de dirigir los destinos del órgano de justicia electoral de nuestro estado, lo he hecho pensando en todo ese recorrido, sin olvidar de donde venimos y porqué llegamos y hacia donde vamos, con una sola consigna: actuar siempre con justicia».
El árbitro electoral, dando ejemplo político. A ver, pues, si algo le aprenden quienes le aplauden.