Lo que dijo es que sí participará en el proceso interno de discusión de los proyectos legislativos y ejecutivo para la elección de candidaturas de Morena al poder legislativo del 2027 y del gobierno del estado en 2028. Pero a veces ocurre que las personalidades políticas prefieren decir unas cosas por otras, con tal de demostrar cierta prudencia retórica —que, a la vez, es política— pero que no constituyen respuestas reales; así, todo se deja a la necesidad pública de leer entre líneas. Y, entonces, ¿qué se puede deducir de tal rebuscada declaración? Creo que es claro y conocido: Susana Ángeles Quezada sí aspira a ser la candidata de Morena en la sucesión gubernamental; candidatura que muy probablemente recaerá en una mujer y que, en ella, tiene a una de sus cartas más fuertes. No se puede dudar de eso.
En el tercer capítulo de la primera temporada de La Entrevista Desde Abajo, la expresidenta municipal de Tizayuca —la primera mujer en serlo, además, con apenas treinta años de edad— y exdiputada local por ese distrito, descartó vínculos actuales con el oscuro político hidalguense José Guadarrama Márquez —señalado por su participación en el asesinato de luchadores sociales en Jacala y de estar vinculado a la estafa del Pemexgate—, a pesar de que su tío, el experredista y notario Gabriel Navarrete Alemán, fue (¿o es?) un colaborador cercanísimo de quien también fuera secretario de Gobierno en el sexenio de Guillermo Rosell de la Lama. Al respecto, Ángeles Quezada confirma tenerle cariño a su tío, pero que su formación política no deviene de él, sino de su paso por las aulas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, así como de su maestría en administración por el CIDE.
Pero esto no es tan importante como el presente político de Ángeles Quezada. Ella ha logrado construir un grupo propio —exitoso, debe decirse— entre familiares y amigos que le acompañaron en su paso por la alcaldía de Tizayuca y que hoy siguen despachando en el Ayuntamiento, ya con Gretchen Atilano Moreno como su titular, a quien se suman nombres como Erick Roberto Ángeles Navarrete, familiar, operador político y director de Comunicación Social; Adriana Ángeles Quezada, hermana y actual secretaria general del Ayuntamiento; o Jorge Luis Martínez Ángeles, exesposo, quien se desempeña como comisionado de Agua y Alcantarillado, además de una larga lista de personas quienes le deben fidelidad (probablemente también su trabajo) al llamado «Colectivo F. Ángeles». Pese a esto, Susana Ángeles descarta tener el control de la presidencia tizayuquense. Se trata, dice, de una «microgeneración» de cuadros que ha impulsado dentro un plan a largo plazo para un municipio que «no tenía rumbo».
Esto, aunque legal, desata todo tipo de compromisos éticos con quien campea con la Cuarta Transformación. Por eso, a Ángeles Quezada le persiguen responsabilidades políticas respecto a las observaciones de la Auditoria Superior del Estado de Hidalgo sobre el manejo financiero del Ayuntamiento de Tizayuca, particularmente, del Sistema DIF —que dirigió su hermana Adriana cuando ella era presidenta municipal—, sobre el cual, la autoridad reclama la justificación de un monto que supera los doce millones de pesos. A esto se suma paquete de observaciones del año pasado sobre un estimado de 23 millones de pesos, entre los cuales se destacan más de siete millones relacionados a las entradas de la Feria municipal.
Sombras sobre una mujer que, sin embargo, ha logrado ganarse un lugar propio en el escenario local. Talentosa, sin duda, y con una claridad política de la que pocas pueden presumir en Morena, fue de la diputación local a la alcaldía, desde donde llamó la atención de la dirigencia nacional morenista y de cuadros centrales de ese Partido en la Ciudad de México, apoyando desde el principio la candidatura de Claudia Sheinbaum Pardo a la presidencia de México, incluso, cuando aún era jefa de Gobierno de la capital del país. Les hizo eventos; les promovió. Y, como nadie en el estado, aprovechó la capacidad del Ayuntamiento para llevar programas que sólo se veían en la CDMX. Así, colgó los estandartes de la 4T a las puertas de Hidalgo, cuando en la entidad todavía gobernaba el PRI.
Además, pocas personas pueden presumir tener su credencial del Gobierno Legítimo de Andrés Manuel López Obrador. Esto da constancia de que ha transitado con el movimiento obradorista y que asume su puesto dentro de la izquierda nacional, cuando varias de sus correligionarias aún dudaban. Por eso y lo anterior, Susana Ángeles podría ser una de las conductoras políticas más importantes de Hidalgo. Una tarea necesaria, pero difícil. Para conseguirlo, necesita forjarse de una fortaleza ética que sólo tienen líderes como AMLO o Claudia, a quienes no les mueve ni el dinero, ni el poder tal cual. Y si Susana aspira a eso, para empezar, debe deshacerse de lo que pudo haber aprendido y heredado del guadarramismo. Ella puede y merece ser mejor que eso.


