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jueves, diciembre 26, 2024

Cuento: Verde Golf

. Daniel vive en el número 305 de la calle Jesús Murillo Karam, que lleva el nombre del hijo prodigo de Real del Monte, que su principal logro fue ser diputado federal, ser senador, ser gobernador, otra vez senador y otra vez diputado, además de ser accionista del club de golf.

De Carlos Baez Hernandez

Caca, simplemente caca, pero es una caca firme y de buen tamaño, digna del pedigrí que ostenta Tom, el viejo mastín ingles propiedad del señor Adams.

¿Como describir este suceso? De paseo el señor Adams y su perro recorren el club de golf & Resort Real del Monte, es como otros días, en el que amo y su fiel canino dan su paseo matutino, en una mañana fría y nublada, que dificulta al señor Adams practicar su deporte favorito, el deporte de la «elite» de la sociedad. Pero no están solos, también los acompaña una sombra, una sombra gris, que no dice ni palabra, solo sigue como sombra a los inquilinos del club de golf. Describamos al tercer personaje, vestido de gris con el semblante serio y la cabeza agachada, en la mano izquierda un pequeño recogedor, en la mano derecha, una pequeña escoba. Sus utensilios para seguir a Tom, es fácil la tarea, se agacha, pone el recogedor cerca de la caca y con la escoba, barre y recoge la caca. Es Daniel Castañeda, un simple y vulgar Realmontence, que en su juventud tuvo sueños de triunfar y ser exitoso, pero hoy solo recoge la caca de un perro.

El señor Adams oriundo de Oxford Inglaterra, ha venido a pasar una temporada vacacional a su residencia de México, en Hidalgo, en Real del Monte. Golfista desde hace mucho tiempo atrás, encontró un lugar un buen lugar para vacacionar y jugar al mismo tiempo. Pero ha escogido una mala temporada para jugar, noviembre y diciembre, la temporada donde la neblina característica de la montaña impide jugar golf, bueno si se puede jugar golf, pero, al golpear la pelota se pierde en la neblina. Este a sido un gran problema para la administración, porque a mas de 20 metros de distancia ya no se ve nada por la espesa neblina, han intentado de todo, en pintar las pelotas de colores fluorescentes, en ponerles dentro de las pelotas circuitos integrados para localizarlas, o buscarlas con perros rastreadores, y funcionó, pero como salía caro mejor, contrataron Realmontenses rastreadores de pelotas de golf. Lo que hay que reconocer del señor Adams, es que no le agrada ninguna de estas ideas y por eso hoy solo decidió pasear a su perro.

Pero no siempre es así, en los días de calor y buen tiempo, se pueden apreciar el amplio campo de golf, unas llanuras verdes, pero que en 375 hectáreas a la redonda no encuentras ni un animal silvestre, es así un verde majestuoso, un verde sin vida, un verde golf.

Volviendo con nuestros tres personajes, es una forma fácil para Daniel, ganarse diez dólares más a su sueldo, un sueldo que le da el club por pertenecer al sindicato de Realmontenses beneficiados con el club de golf, que cada día tiene menos agremiados.

Doce del día acaba la jornada para Daniel. Con la dignidad destrozada en el cuarto de maquinas se quita su uniforme gris, pero ahora su semblante es mas gris. Toma el transporte de empleados para dirigirse a su casa de interés social. Rinconadas de San Pedro es la unidad habitacional de los trabajadores del club de golf, esta ubicado a un lado de la presa de aguas residuales, se encuentra en donde antes era San Pedro Huixotitla, se pensó en dejarle ese mismo nombre, pero como los turistas no pudieran pronunciar Huixotitla o por el simple hecho de considerarlo autóctono, se decidió que solo fuera «Rinconadas de San Pedro». Daniel vive en el numero 305 de la calle Jesús Murillo Karam, que lleva el nombre del hijo prodigo de Real del Monte, que su principal logro fue ser diputado federal, ser senador, ser gobernador, otra vez senador y otra vez diputado, además de ser accionista del club de golf.

Son 10 minutos de camino en el transporte de trabajadores, cuando llega a su casa con estilo rustico por fuera, como las demás. Daniel se entera que acaban de robar otra casa, no fue la suya, pero con esta son 12 en este año. Su casa por dentro esta llena de nostalgia, de un oriundo de este pueblo, arriba del pequeño librero se encuentran un conejo y un murciélago disecado, como recuerdo de los tantos animales y diversidad que existieron algún día en esta zona. En la pared hay una foto del viejo Real del Monte, todavía con sus techos pintados y sus cales pintadas. Colgado tras la puerta un viejo casco de minero que pertenecía al abuelo de Daniel, del que todavía se acuerda con gran gusto, recuerda como de chico le contaba acerca de la minería, las anécdotas, los dichos y la historia de la gente, que hoy solo es eso historia.

La pequeña casa es suficiente, o si bien no suficiente, fue para lo que consiguió para vivir la familia Castañeda.

A las dos de la tarde es cuando llega el pequeño Omar, que llega de la escuela, la única razón para trabajar. Es el momento en que cambia el semblante de Daniel, se le ilumina el rostro, se olvida de las humillaciones y vejaciones de su trabajo.

Más tarde, tres treinta de la tarde, es cuando llega Carmen, esposa de Daniel. Carmen llega del trabajo, de sirvienta en una residencia, la carrera técnica en turismo de Carmen apenas le alcanza para ser sirvienta en una residencia.

Omar se pone a hacer su tarea, le cuenta a su papá que hoy le enseñaron en la escuela a cortar pasto ingles, -que para que tengamos un oficio para cuando seamos grandes-, aunque yo quiero ser doctor o maestro- dijo Omar a su papá.

En la mesa, los tres que están comiendo juntos un privilegio del que ya no muchos pueden presumir. Una pregunta surgió de Omar – ¿y hasta cuando vamos a vivir así papá?-. – Ya muy poco tiempo hijo, nos tendremos que ir a vivir a otra parte, porque ya casi va a cerrar el club, porque dicen que ya es aburrido jugar aquí-.

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