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jueves, diciembre 26, 2024

AGRESIONES a ENFERMERAS: Dolor y frustración

Cada año se realiza un festejo especial para conmemorar el Día Internacional del Enfermero y la Enfermera; una ceremonia en la que se enaltece su trabajo, un bono extra, elogios de parte de la sociedad por su trabajo y cuidado a la sociedad. Sin embargo, con la llegada del virus COVID – 19, algunos miembros de la sociedad no recuerdan el trabajo que realizan estas profesionales de la salud y hasta les agreden.

En la Secretaría de Salud en Hidalgo (SSH) se cuenta con mil 148 personas que laboran en el área de enfermería, quienes con orgullo portan su uniforme impecablemente blanco, por ciudad y comunidades; pero, a raíz de las agresiones que están sufriendo, prefieren llegar a sus centros de trabajo a cambiarse para evitar la violencia en su contra. Las instituciones tampoco están preparadas para este tipo de situaciones, pues hay centros de trabajo, principalmente en primer nivel que la infraestructura no es la adecuada.

Y aunque en Hidalgo no hay una cifra exacta de agresiones hacia el personal de enfermería, se tiene conocimiento de que ya hubo ataques con piedras a dos enfermeras en Ixmiquilpan, además de las agresiones que se conocen a nivel nacional y el asesinato de tres mujeres en Torreón, dos de las cuales eran también eran personal de enfermaría.

Ante esta situación, quienes se dedican a esta noble profesión han tenido que tomar precauciones.

“Salvar vidas es lo que me hace feliz”

Soledad Hernández, enfermera en la capital hidalguense, nos cuenta que para ella es triste tener que ocultar la gran pasión que tiene desde hace 25 años.

“Es más fácil que me contagie (de COVID) en la calle, que en mi centro de trabajo”

“Mis vecinos obviamente saben a qué me dedico, una vacuna, inyección, una consulta siempre recurren a mí y yo con mucho gusto les atiendo. Ellos me han dado su respaldo, incluso me apoyan en traslados y me cuidan. Pero ¿qué pasa con aquellas mujeres y hombres que por diversas circunstancias no tienen este respaldo y son agredidos?”.

Sole, como le gusta que le llamen, nos cuenta que por el momento no está en primera línea para atender a los afectados por el coronavirus, “pero estoy lista para ser llamada. Salvar vidas es lo que me hace feliz, lo que me da satisfacción; sé el riesgo que conlleva y el riesgo en el que pongo a mi familia, pero es más fácil contagiarme en la calle que en mi centro de trabajo, pues estamos llevando al máximo las medidas del trabajo”.

Pidió que la gente reflexione la situación y, en lugar de agredir al personal médico o de enfermería, realicen las medidas adecuadas para contrarrestar el virus, especialmente que se queden en casa.

“No estudiamos para matar gente, sino para cuidarla”

Por su parte Alonso Figueroa, enfermero de primer nivel en Actopan, nos dice que para él es una profesión que le deja grandes satisfacciones, “me hace desenvolverme como persona, disfruto de la vida, de atender a la gente, de ayudar a mejorar a un paciente, y lo que más me encanta es ver recuperado a un niño o niña y protegerlo a través de las vacunas”.

Pero al ser cuestionado sobre los ataques que está recibiendo su gremio, su tono de voz cambio y asegura que al escuchar o leer este tipo de situaciones la tristeza, la melancolía.

“Sobre todo me da coraje y mucha frustración, pues nosotros entregamos muchos años de nuestras vidas estudiando y lo seguimos haciendo, pues debemos actualizarnos y lo hacemos principalmente para dar una mejor atención, más adecuada, asertiva y oportuna a la población”.

“A veces la gente es egoísta y no se da cuenta de lo que hacemos por ellos”

Sin embargo, Alonso Figueroa, asegura que no es la primera vez que su gremio es atacado; “en este momento no estoy atendiendo a personas infectadas por COVID-19, pero si me ha tocado ser agredido y sentí una fuerte frustración, pues no podemos responder de la misma manera. Obviamente me enoja y tengo que buscar otra alternativa de respuesta, pero las agresiones que vemos a nivel nacional con mis compañeras y compañeros me enojan aún más, pues nosotros no estudiamos para matar a la gente; sino para cuidarla”.

Agregó que ahora por el hecho de usar su uniforme es estigmatizado. “Creen que los puedo contagiar de alguna enfermedad, pero no se ponen a pensar que ellos también nos transmiten enfermedades, y no solamente nos enfermaremos nosotros, sino también nuestra propia familia, y eso creo que no lo entienden”:

Muy orgulloso de su profesión dijo que es un honor poder atender a la gente, ayudarla a recuperar su salud, “pero a veces la gente es egoísta y no se da cuenta de lo que hacemos por ellos; cuidarlos es estresante, pues siempre está el temor que pueda morir una persona en tus manos y eso es muy fuerte”, concluyó.

Con estas historias, invitamos a nuestros lectores a cuidar, proteger y por supuesto a no agredir al personal de enfermería, pues su único objetivo es que exista una población sana. Desde el confinamiento, nuestro más sincero reconocimiento por su labor. Feliz Día Internacional de la Enfermera y Enfermero.

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